Peña: en México hay autoridades «rebasadas» por retos en seguridad y DDHH

El presidente Enrique Peña hizo a un lado su discurso sobre las históricas reformas estructurales que ha logrado su gobierno y expresó el viernes en un discurso solemne ante los gobernadores de los 32 estados de México que hay autoridades que han sido «rebasadas» por los problemas de seguridad, justicia y respeto a los Derecho Humanos.

«Es una responsabilidad compartida e irrenunciable de todas las autoridades, hacer que la seguridad y la justicia, que el respeto a los derechos humanos y la aplicación de la ley sean una realidad cotidiana en todo el territorio nacional», señaló en tono severo el mandatario.

«Hoy es claro que debemos seguir fortaleciendo a las instituciones de todos los órdenes de gobierno. Esto es especialmente necesario en aquellas zonas en las que, por diversas circunstancias, han sido rebasadas las autoridades locales», se lamentó el presidente Peña.

El jefe del Ejecutivo apeló a los gobernadores y a la clase política mexicana, en una ceremonia que conmemora los 100 años de la Convención Soberana de Aguascalientes, lograda por los caudillos y militares de la Revolución Mexicana de principios del siglo XX.

Peña vive el peor momento de su mandato en materia de seguridad, marcado por dos masacres: una de decenas de estudiantes cometida por policías del estado de Guerrero aliados con narcotraficantes; y otra por militares que ejecutaron al menos a ocho sicarios que se habían rendido, de un grupo de 22 caídos en el estado de México, que colinda con la capital, sin mencionar asesinatos de líderes políticos regionales de varias toldas políticas.

La crisis que ha conmovido al país y ha generado reclamos internacionales de la ONU, la OEA, EEUU, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, estalló apenas dos meses después de que Peña obtuvo una sonora victoria con la aprobación de reformas estructurales históricas, que obligaban a reescribir pasajes hasta ahora intocables de la Constitución surgida de la Revolución Mexicana.

La reforma más emblemática lograda en una compleja negociación fue la energética, que por primera vez en 76 años permite la inversión privada extranjera y nacional en la industria petrolera del décimo productor mundial de crudo, que puso fin al mayor mito del nacionalismo petrolero mexicano desde la nacionalización del petróleo en 1938.

LA PAZ HISTÓRICA AMENAZADA

El presidente Peña recordó que el 10 de octubre de 1914, la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, de los caudillos revolucionarios que se alzaron contra la dictadura de Porfirio Díaz, «fue el primer acto deliberativo para forjar un nuevo modelo de nación, que culminó en la Constitución de 1917».

En diciembre de 2012 Peña logró hacer volver a la Presidencia al Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro pragmático), 12 años después de perder el poder Ejecutivo que había ejercido 71 años, el llamado régimen posrevolucionario, de corte presidencialista y autoritario, que permitió la alternancia en el poder recién en el año 2000.

En el imponente acto, realizado en el mismo teatro de la ciudad de Aguascalientes, en el corazón del país, a 500 km de la capital, donde los revolucionarios se reunieron un siglo atrás, antes de marchar sobre la Ciudad de México, los gobernadores firmaron un pergamino, que expresa «el compromiso de unidad, de respaldo republicano a la vocación democrática y a los principios federalistas» de los Estados Unidos Mexicanos, que es nombre oficial de México.

En un alto en el camino al final de una semana traumática, el presidente exigió a los 32 gobernadores de la Unión «hacer que la seguridad y la justicia, que el respeto a los derechos humanos y la aplicación de la ley sean una realidad cotidiana, es una responsabilidad compartida e irrenunciable de todas las autoridades».

El jefe de Estado reconoció que la violencia del crimen organizado, que desde 2007 ha costado al menos 70.000 vidas, ha acabado con una era de paz en varias zonas del país: «Para alcanzar el México en paz que exige la sociedad, los distintos órdenes de gobierno deben cumplir con la parte que les compete», demandó.

«Lograr un México en paz es una meta compartida, es una causa común, que nos convoca y nos compromete a todos (…) ante nuevas realidades y cambiantes desafíos, se requieren también innovadoras y más efectivas respuestas institucionales», exhortó Peña.

Un siglo después, «el avance social en estos 100 años y el desarrollo de nuestra nación, son, sin duda, evidentes, pero también es cierto que la construcción y el perfeccionamiento de las instituciones es una labor permanente»,

Les recordó a sus colegas gobernantes que «hoy como ayer, la paz, la justicia, la libertad y el ejercicio pleno de los derechos constituyen principios y prioridades de las instituciones mexicanas».

Ante gobernadores de las tres principales partidos que gobiernan México, Peña hizo un llamado final a la unidad al recordar que hace 100 años «mexicanos de distintas regiones y de diversa ideología se reunieron en este mismo teatro para construir un mejor país.

Estaban decididos a privilegiar las coincidencias y estaban determinados a iniciar una nueva etapa de unidad nacional».