Pareja, ex pareja y dinero: situaciones a evitar

Es una verdad universal que cuando mezclamos dinero con cualquier otro aspecto de nuestra vida el resultado pueda ser algo decepcionante en ciertas ocasiones, y cuando este aspecto se trata del amor y, especialmente, el desamor, las consecuencias pueden ser nefastas. Un préstamo que crees que te será devuelto, unos caprichos demasiado caros o problemas para estructurar la economía son algunos situaciones que conllevan problemas de dinero con la pareja o ex pareja.

Amore$ caro$

En una pareja en la que ambos integrantes gozan de una buena situación económica, los problemas de dinero suelen ser nimios. Se reparten los gastos, se intercalan las invitaciones y, en general, se tiende a una colaboración beneficiosa.

Sin embargo, las circunstancias a la hora de administrar la economía cuando uno de los dos pierde su empleo o aún sigue siendo mantenido por sus padres es otra historia. El amor es precioso y ayudar a nuestra pareja si ésta se encuentra desempleada es algo que no debería ser una obligación, sino un mero gesto de empatía en cualquier pareja. Sin embargo, puede que en ciertas ocasiones esa otra persona se haya acomodado tanto al hecho de ser mantenido que haya olvidado la opción de buscar trabajo.

En estos casos, debemos hacerle ver que nosotros solos no podemos cumplir con todos los gastos y que, de un modo u otro, haría falta un segundo sueldo en casa. Ante todo, con mucho respeto y la comunicación como bandera, siendo conscientes y sinceros con nosotros mismos y nuestra postura ante la situación y las responsabilidades que hemos aceptado.

También existe la posibilidad de que la diferencia entre dos sueldos sea alta y a nuestra pareja siga unas costumbres que consisten en comprar todo aquello que le apetezca aún cuando no lo necesite. Si esto hace peligrar los gastos básicos en común, también es necesario dar un simple toque.

Otra de las situaciones típicas es la ayuda económica por parte de los padres, y si en nuestro caso son los de nuestra pareja quienes corren con el gasto, lo mejor será comprometernos a devolverlo o, si es posible, recurrir a los nuestros, no sea que luego todo se tuerce y estemos en deuda con más personas que nuestra propia pareja. Este consejo es aplicable si se trata de una relación primeriza en la que la confianza con nuestros suegros es aún algo escasa.

El precio de una ruptura

Hay quien asegura que cuando se presta dinero a una pareja este nunca nos será devuelto, por lo que desde un primer momento debemos aceptar que estamos dando dinero, no prestándolo. Este hecho cobra mayor fuerza cuando la relación se termina y los préstamos se acumulan.

En ciertas ocasiones y por miedo a zanjar ciertos temas, por idealización o pena, seguimos pagando ciertos gastos de nuestra ex pareja esperando que nos sean devueltos pero, no te lo creas y abre los ojos… El hecho de insistirle para que te lo devuelva (si lo hace) conllevará más de una pelea.

Y es que sumarle dinero al rencor por parte del dejado o a la culpabilidad (que después también se convertirá en rencor) del dejador es una bomba de relojería en la que no sólo la distancia hará que tal dinero se «olvide» sino que cuando se dispongan a recuperarlo saltaran chispas.

En la pareja se debe ser honesto y, especialmente cuando una pareja se rompe, los asuntos económicos deben zanjarse o resolverse lo antes posible, no solo por edificar una futura relación como ex novios cordial, sino por un mero respeto a ese amor con el que hemos convivido tantos años.

Si eres la persona que debe dinero, zánjalo todo y, aunque no debas tomarlo como costumbre, utiliza el orgullo para valerte por ti mismo sin inmiscuir a esa otra persona. Y si eres quien siempre está prestando dinero, cierra el grifo, hazte entender y procura aprender de los errores. Y, ante todo, no remuevan todos esos rencores ocultos tras un préstamo que tarda en ser devuelto.

Los problemas económicos en una ruptura suelen ser provocados por un desentendimiento de la pareja en ciertas situaciones que requieren algo más de dinero en casa, por malas costumbres, problemas que atañen a padres o familiares o el rencor que nos impide saldar nuestras cuentas durante nuestra ruptura. Queda claro que en el amor la colaboración es algo esencial, pero tal cooperación no incluye una actitud inmadura por parte de uno de los integrantes.