Los estudios realizados y las estadísticas demuestran que la mayoría de fumadores empiezan a consumir tabaco entre los 11 y 14 años de edad, por lo que el tabaquismo tiene una relación bastante directa con la etapa adolescente.
A pesar de toda la información disponible sobre los efectos perjudiciales del tabaco sobre la salud, son muchos los jóvenes que empiezan a fumar a edades muy tempranas y muchos padres, aunque sepan identificar cuando una persona es fumadora o no, puede haber ciertos aspectos vinculados con sus hijos que se les pasen por alto. Por ello, en el siguiente artículo de unComo te mostramos algunos consejos que pueden servirte de ayuda para saber si tu hijo fuma o no.
Olor a tabaco
El tabaco desprende un olor muy desagradable que fácilmente queda impregnado tanto en personas fumadoras como en fumadores pasivos, haciendo que nuestro olor corporal se vea alterado. Por tanto, el olor puede ser un indicador principal para saber si tu hijo fuma. Si notas que al llegar a casa, su ropa y pelo tienen olor a tabaco puede significar o bien que el joven ha estado fumando, o que se ha relacionado con amigos y gente que fuma.
Ahora bien, en muchas ocasiones, los jóvenes recurren a técnicas para camuflar y disimular el olor a tabaco, como podría ser usar perfumes o desodorantes muy a menudo. Es conveniente estar atento si al llegar, desprende un olor intenso a perfume o desodorante que no desprendía antes de salir de casa.
Ventilar la habitación
Este es otro indicador que puede ayudarte a averiguar si tu hijo fuma o no. Si el joven, a pesar de que haga frío o calor, continuamente deja la ventana de su habitación abierta, podría significar que está fumando en la ventana para evitar que el olor a tabaco invada todo el espacio y pase a las demás estancias del hogar.
Salud bucodental
El consumo de tabaco tiene efectos muy perjudiciales sobre la salud bucodental, entre los que destacan: aparición de manchas en los dientes, reducción de la sensibilidad gustativa y de la calidad de la saliva, agravamiento de enfermedades que afectan a las encías, etc. Es por ello que si tu hijo fuma es probable que empiece a tener los dientes manchados o que poco a poco vayan adquiriendo un color más amarillento. Además, también es probable que para ocultar el olor a tabaco, empiece a lavarse los dientes con más asiduidad, incluso sin haber comido previamente.
Mal aliento
La halitosis es un problema muy común en las personas fumadoras crónicas, pues el consumo de tabaco aumenta la concentración de bacterias en la boca que provocan el mal aliento. Por ello, el aliento puede ser un indicador fundamental para averiguar si tu hijo fuma. Presta atención a si su aliento desprende olor a tabaco o si, por el contrario, de repente ha empezado o se pasa la mayor parte del día masticando chicles o comiendo caramelos mentolados.
Mayor riesgo de enfermedades respiratorias
Como sabemos, el tabaco es una de las principales causas de muchas enfermedades respiratorias y, por ello, las personas fumadoras corren más riesgos y son más propensas a padecer resfriados, gripe, bronquitis, neumonía, etc. Por ello, es importante estar al tanto de la salud de tu hijo en todo momento. Asimismo, la aparición repentina de tos frecuente, cuando no se padece ninguna otra enfermedad, también puede ser síntoma del consumo de tabaco.
Rendimiento deportivo
Por último, el rendimiento deportivo también puede ayudarte a saber si tu hijo es fumador. En caso de que el joven haya reducido la práctica de ejercicio físico o se dedique a algún deporte en particular en el que has notado que su rendimiento ha disminuido, podría ser un síntoma de que es fumador.
A pesar de tener la opción de poner en práctica todos estos consejos para saber si tu hijo fuma o no, siempre es conveniente tratar el tema directamente con el joven, intentando dialogar relajadamente para que él se vea con la confianza de dar el paso y contarnos que es fumador. De este modo, podremos informarle sobre todos los efectos negativos del tabaco sobre la salud y ayudarle en la tarea de dejar de fumar.