La madre de Javiera, una niña que padece de epilepsia refractaria, y más de un centenar de padres más cansados de esperar que el Congreso apruebe el uso medicinal de la marihuana formaron «Mamá Cultiva», un grupo de apoyo mutuo cuyos integrantes se exponen a ir a la cárcel al cultivar clandestinamente la marihuana para extraer el aceite que calma e incluso hace desaparecer las convulsiones de sus hijos.
En Chile se puede consumir la droga, pero es ilegal cultivarla, venderla y transportarla. Quienes lo hagan, pueden sufrir penas de 541 días a 15 años de prisión. La estricta ley antidroga chilena permite el uso medicinal con autorización de varios ministerios, un trámite burocrático que pocos encaran.
Personalidades mundiales han solicitado la despenalización y regulación de la marihuana y el ex presidente socialista Ricardo Lagos reactivó el debate en Chile. El Congreso está estudiando una propuesta de despenalizar el cultivo de cannabis con fines terapéuticos y recreacionales, la cual fue aprobada sin oposición por la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
La iniciativa debe ser analizada ahora por el pleno de ese cuerpo y luego por el Senado antes de convertirse en ley y, ante la oposición de la derecha, no hay perspectivas de que eso suceda a corto plazo.
«Mamá Cultiva» crece a diario pues hay unos 15.000 niños con epilepsia refractaria en Chile, según dijo a The Associated Press Ana María Gazmurri, líder de la Fundación Daya, que promueve desde hace un año terapias alternativas y que impulsó el nacimiento de «Mamá Cultiva».
SANTIAGO, Chile (AP)