La infidelidad es tan vieja como la humanidad, y se ha mantenido hasta la fecha como motivo de canciones, chistes, chismes e historias en nuestra cotidianidad.
Con la llegada de las nuevas tecnologías, la infidelidad también se transformó y ahora la encontramos en un formato virtual, donde hombres y mujeres comprometidos coquetean a través de la red con otras personas, en ocasiones sin llegar a conocerse, considerando que esto no pasa de ser un juego, sin ser una verdadera traición.
¿Pero es o no un tipo de infidelidad? Veamos qué dicen los expertos al respecto.
Causas de la infidelidad virtual
Sin importar que la traición sea solo el intercambio de unas sugestivas palabras o una relación personal, los motivos de este comportamiento siempre vienen a ser los mismos.
Siempre hay antecedentes que originan que alguien busque a un tercero en la relación; a veces la comunicación entre la pareja no es efectiva, no sentirse comprendido, puede que el sexo no sea satisfactorio, y a veces es la monotonía la que lleva al tedio y a a la búsqueda de nuevas emociones.
Y en esto, Internet no tiene rival, pues nos brinda la ilusión de conocer e interactuar con muchas personas y al poder asumir una identidad falsa hace sentir a quien actúa de esta forma sensaciones que en su vida normal probablemente no experimentaría.
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Pero entonces, ¿ser infiel virtualmente es una real traición?
Al respecto hay 2 ideas que niegan que sea lo mismo; la primera afirma que si todo se mantiene dentro del mundo virtual (correos, mensajes de texto, conversaciones en redes sociales) sin que se lleguen a conocer en el mundo real, esto no es un verdadero engaño.
La segunda teoría asegura que si este comportamiento llega a ser descubierto, no es tan doloroso como una traición física, una vez más alegando que las cosas nunca se llevaron a un plano real.
Pero diversos estudios, como los realizados a través de la página de Internet Facebookcheating.com, afirman que estas traiciones resultan tan dolorosas como una real, pues aquí también hay una traición al compromiso y al vínculo emocional existente.
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Después de todo, estas relaciones virtuales también producen las mismas respuestas neurofisiológicas que se dan en una relación física, es decir, las sensaciones de enamoramiento y excitación están también presentes.
Además, quien comienza a tener estas prácticas, empieza a tener comportamientos como ocultar datos y acciones, que son propios de alguien que está teniendo una aventura amorosa.
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Y aunque en el aspecto legal no hay un criterio unánime al respecto (pues en muchos países, esta conducta no es considerada como una prueba de adulterio), los casos de divorcio que se han dado a raíz de que uno de los esposos es descubierto teniendo un romance virtual han aumentado en los últimos años.
