En unos tiempos en los que la elección de pareja es ilimitada, libre de convencionalismos y ciertas tradiciones conservadoras, enamorarse de alguien más mayor que nosotros constituye un nuevo modo de aprendizaje, un amor de grandes descubrimientos y, también, alguna que otra desventaja, siempre dependiendo, por supuesto, del carácter de ambos integrantes.
No obstante, vamos a exponer los pros y contras de salir con una persona más mayor.
Ventajas
Todas las razones que exponemos a continuación se sustentan sobre una base en la que ambas personas responden a un patrón de mentalidad acorde a su edad ya que, al igual que las combinaciones sentimentales son infinitas en estos tiempos, también los perfiles psicológicos varían, pudiendo encontrar hombres de cuarenta años que aún arrastran el síndrome de Peter Pan o jóvenes con una larga vida a las espaldas a pesar de unos tempranos veinticinco años.
En primer lugar, la ventaja de tener una relación con alguien más mayor que, además, sea lo suficiente maduro e independiente, reside en nuestro particular aprendizaje de las relaciones de pareja, pues la experiencia que arrastra nuestro novio nos influenciará de un modo u otro, ya sea explotando en situaciones de desacuerdo o dejándonos llevar hacia niveles sentimentales diferentes a los anteriores.
Este aprendizaje incluye obligados en cualquier relación como son el respeto, la comunicación, el espacio y la cooperación. Por otra parte, el tener más años que nosotros convierten a esa persona en alguien con las ideas más claras y, por lo tanto, nos ahorra las típicas inseguridades de estar con una persona que aún no ha definido su particular modo de vida.
A nivel familiar, un novio más mayor supone cierta confianza para unos padres que, si omiten el factor edad, empatizarán mucho mejor con tu pareja.
Desventajas
El aprendizaje y «alumbración» que conllevan una relación con alguien más mayor también pueden conducir a ciertas disputas en las que la persona más joven, aún tiene muchos sueños por cumplir y metas por definir, además de un carácter más dinámico o una mayor simpatía por las fiestas, la locura y la espontaneidad. Es en estas disputas cuando es palpable la diferencia de edad y el momento oportuno en el que se establece una cierta adaptación al patrón de uno u otro integrante.
El sexo es otro aspecto que no habíamos comentado y que establece un importante papel en este tipo de relación. Nuestro novio, mayor que nosotros, podrá presumir de una mayor experiencia pero, también, adolecerá de cierta fatiga o pasividad a la hora de mantener unas relaciones sexuales más continuadas durante años anteriores.
Por último, la fijación de esa persona por una vida más estable puede apresurar nuestro camino a la madurez de un modo saludable o, en sentido negativo, de un modo algo forzado, reprimiendo nuestras ilusiones y sueños por una persona que no dudará un momento en cumplir unos objetivos que, para qué engañarnos, conoce y ha invertido más años en alcanzar.
Las ventajas y desventajas de tener una pareja más mayor residen, principalmente, en los objetivos, en la concepción difusa de la estabilidad para uno y clara para otro, en un aprendizaje constante y en unas relaciones sexuales menos asiduas pero más intensas. Todo ello, obviamente, en un mundo donde las mentalidades, a pesar de su libertad, obedezcan a los patrones esperables de actitud y conducta.