Infidelidad vs. monogamia: la lucha donde todo es relativo

Albert Einstein dejó como legado la teoría de la relatividad en la física… y material para discutir la ciencia de la infidelidad. En 2006, la Universidad Hebrea de Jerusalén publicó varias cartas que el científico austríaco escribió a su segunda esposa, Elsa, y a su hijastra, Margot, en las que hablaba de sus amoríos y el afecto «no deseado» que recibía de algunas mujeres.

En una de las cartas a Margot, Einstein le explica que, de todas sus amantes, solo tiene sentimientos por una tal «Mrs. L».

«Y aún con esto, no hay peligro para el divino orden mundial», aclara.

Tener relaciones extramaritales no era raro entonces –como no lo es ahora– pero la sinceridad con la que el científico le hablaba a su esposa sí era extraordinaria.

«El hecho de que no intentara esconder a sus amantes tiene que ver con su necesidad de ser franco y abierto», señaló la archivista de la Universidad Hebrea, Barbara Wolff, en una entrevista para la revista Discover en 2006.

La infidelidad es tan común que sin importar nuestro contexto social, todos tenemos una historia al respecto. Hemos sido víctimas o victimarios directos e indirectos; la hemos visto en los matrimonios de nuestros padres, abuelos o tíos; hemos consolado a amigas por ello; nos hemos aprendido canciones que hablan sobre eso e incluso hemos atestiguado cómo los engaños amorosos afectan carreras políticas.

Pese a ello, al menos en la cultura occidental, juzgamos a quien lo hace y a quien lo perdona.

También hay varios mitos, como que los hombres son más infieles y las mujeres engañan solo cuando están enamoradas de otra persona o que las mujeres engañan más pero casi nunca las descubren.

Es probable que nunca sepamos si somos monógamos o polígamos de origen, pero al menos podemos entender algunas cosas al respecto.

O como lo escribió Robert M. Sapolsky en un artículo de The Wall Street Journal sobre la monogamia: «Desde poetas hasta abogados de divorcios pueden atestiguar, somos por naturaleza una especie profundamente confundida».

¿Qué es ser infiel?

La definición de infidelidad es uno de los aspectos más relativos de este tema. Hay quienes consideran un beso a otra persona como una traición imperdonable, otras tener relaciones sexuales y algunas simplemente el coqueteo.

También hay quienes consideran que una infidelidad es peor para un matrimonio que para un noviazgo.

De acuerdo con un sondeo a 1,000 estadounidenses hecho en 2013 por la sección de divorcio del Huffington Post y YouGov, el 79% de los encuestados consideró como infidelidad enviar mensajes de texto o fotografías ‘sexies’ a un tercero, mientras que 24% señaló que hablar con un exnovio/a en Facebook era un engaño.

Frecuentar clubes de desnudistas no fue considerado como infidelidad por el 61% de los participantes.

Como vemos, estas tres cosas no necesariamente involucran contacto con alguien más, pero aún así son conductas reprobables. Esto nos lleva a preguntarnos si, en el fondo, lo que nos molesta de la infidelidad es el engaño o la idea de que esa persona no nos pertenece.

En su libro Jugando con fuego, el psicólogo Walter Riso señala:

«Todo comportamiento infiel tiene una dimensión ética, que no podemos escabullir, porque entre otras cosas, lo que más duele es la mentira y la trampa de la persona amada».

Como sea, en nuestra sociedad, la infidelidad tiene implicaciones dañinas para todos los involucrados. Entonces, ¿por qué lo seguimos haciendo?

¿Por qué somos infieles?

La antropóloga Helen Fisher, reconocida por sus estudios sobre el amor, señala que la infidelidad ocurre por variables psicológicas, culturales y económicas.

Además, agrega Fisher, la «arquitectura de nuestro cerebro» evolucionó en varios sentidos hasta permitirnos tener «sentimientos profundos de apego por un individuo; amor romántico intenso por otro y deseo sexual por más de uno».

Una investigación realizada en 2013 en México, en la cual participaron 75 parejas de casados y 75 de solteros, reveló que «las mujeres tienden a ser infieles porque se sienten solas o incomprendidas en la relación, mientras que los hombres lo hacen por sentirse aburridos, incómodos y confundidos».

¿Por qué somos fieles?

Algunas personas dicen que la fidelidad no es un sacrificio cuando la pareja es la correcta; otras defienden que «nada es para siempre».

Pero más allá de lo social y lo sentimental, la ciencia también está buscando una respuesta.

El año pasado, dos investigaciones sobre la monogamia plantearon dos teorías distintas: por una parte, que en ciertas especies las hembras estaban tan dispersas en un espacio que los machos no podían monopolizar el área y tener varias compañeras; por otro lado, que la monogamia surgió porque los machos debían permanecer cerca de sus parejas para proteger a las crías y evitar que fueran asesinadas por rivales.

Sin embargo, eso no necesariamente aplica para nosotros.

«Somos muy cuidadosos respecto a extender nuestras conclusiones a los humanos», dijo Tim Clutton-Brock, uno de los autores de la investigación sobre lo shijos. «Los humanos son muy inusuales porque tienen cultura; y eso cambia las cosas».

La infidelidad, una terapia para parejas

Seguramente has conocido a alguna pareja que tras sobrevivir una infidelidad su relación se fortalece. No muchos lo logran, pero esta polémica idea ha tomado fuerza en el mundo de la psicología.

Hace un par de años, en una conferencia de terapeutas en Estados Unidos se habló oficialmente de la posibilidad de que la infidelidad se usara para la terapia de pareja, según un artículo publicado en Slate.

Esther Perel, una de las psicólogas a favor de este enfoque, explica que para algunos «la aventura se convierte en una experiencia de transformación y un catalizador para la renovación y el cambio».

Sea como sea, la infidelidad es señal de que algo está mal ya sea en nuestra pareja o en nosotros, pero las razones son mucho más complejas de lo que creemos.

Leer: Pros y contras de confesar una infidelidad

«Si lees 90 artículos sobre amoríos, todos te dicen qué está mal contigo o con tu matrimonio –trauma, narcicismo, personalidad adictiva- heridas de todos tipos. Pero hay muy poco en la cultura general que pruebe la historia del amorío; la trama», dijo Perel en una entrevista para la revista Slate.

«A menudo no vamos a otro lado porque buscamos a otra persona. Vamos a otro lado porque buscamos a otro yo. No es tanto que queramos dejar a la persona con la que estamos sino a la persona en la que nos hemos convertido».

A diferencia de las generaciones anteriores, cuando el divorcio podía ser tu destrucción social y las infidelidades eran aceptadas por las mujeres que no tenían opciones económicas, ahora podemos elegir.

El hecho de que la esposa de Einstein aceptara sus infidelidades es uno de esos casos que nos muestra que en esta vida todo es relativo.

¿Qué opinas de la infidelidad?