Los argumentos que se utilizan con frecuencia para demostrar la fuerza de la Marina estadounidense nunca deberían separarse del contexto, ya que, de ser así, podrían tener consecuencias desastrosas, cree un autor estadounidense.
En un artículo publicado por ‘The National Interest’ James Holmes elabora una lista con tres mitos o ideas falsas sobre la Marina estadounidense que, de servir de guía a los responsables políticos sin tener en cuenta el contexto, pueden resultar peligrosos para EE.UU.
1. El que gasta más, gana
Con frecuencia, en referencia al poder de la Marina estadounidense el énfasis se pone en el volumen de fondos que EE.UU. gasta en defensa. De ahí la implicación de que la supremacía militar estadounidense sigua siendo incuestionable.
No obstante, como nota Holmes, esta idea se desvanece al someterla a un examen detallado. «Dependiendo de qué cifras prefiramos, el rival más débil gana en una tercera parte de los casos en los conflictos armados», recuerda el autor. Además, el analista pone el simple ejemplo de que a EE.UU. le costaría más mantener una unidad de combate en otro país que a su rival local.
2. La marina más grande gana
Oto argumento a favor del poderío de la Marina estadounidense que se utiliza con frecuencia es que es más grande que «X flotas juntas». Holmes indica que, al igual que en los otros dos casos, este argumento es útil cuando se pone en contexto, pero, de lo contrario, «es inerte, sin valor».
El contexto, explica el autor, es que la idea se refiere al tonelaje, y no al número de naves, capacidad de combate y otros factores que se utilizan para medir la capacidad de una marina de alcanzar sus objetivos tácticos y operacionales. «Y la capacidad de lograr objetivos mayores es el único estándar para medir la fuerza militar», concluye Holmes.
3. Las marinas solo luchan contra marinas
Los análisis de los equilibrios militares regionales a menudo asumen que el total de la Marina de EE.UU. se enfrentará contra el total de la marina del enemigo. No obstante, como señala el autor, «lo más probable es que una parte de la Marina de EE.UU. se enfrente al poder conjunto de la marina, la fuerza aérea y quizás, incluso el ejército del enemigo».
«A los estadounidenses se les acusaba de pintar a sus enemigos soviéticos con diez pies de altura durante la Guerra Fría […]. No hagamos un error similar durante la nueva competencia estratégica, y no nos hagamos a nosotros mismos con diez pies de altos también», concluye Holmes.