LeBron James no tiene ningún recelo por su regreso a su segunda casa.
No hay nada que temer, no hay preocupación sobre su seguridad, a diferencia de lo que sucedió la última vez que estuvo en una situación similar. En todo caso, quizás este no deba clasificarse como un regreso a casa, porque, a fin de cuentas, Miami nunca fue su verdadero hogar, sino un lugar donde vivió durante cuatro años mientras jugaba con el Heat.
James llegó a Miami, ganó un par de campeonatos, y se marchó.
El jueves, James vuelve para enfrentar al Heat, el equipo al que llegó como una superestrella y del que se fue con dos títulos de la NBA. Y mientras el alero y sus Cavaliers de Cleveland se preparan para una visita el día de Navidad que sin duda será emotiva, James asegura que tiene buenas sensaciones.
«Mentiría si dijera que no he pensado en el regreso», dijo James el martes en Cleveland, poco después de vencer a Minnesota. «Será fabuloso volver a ese edificio, rodeado por esos fanáticos increíbles, y sin duda tendré buenos recuerdos sobre los cuatro años que estuve con ese equipo».
Por su parte, los miembros del Heat aseguran que están entusiasmados por la reunión.
No cabe duda que algunos miembros de la organización no quedaron contentos cuando James se fue este verano, en gran medida por lo que se demoró en informarle a Miami que no regresaría. Pero los recuerdos están por todos lados: el entrenador del Heat Erik Spoelstra todavía tiene fotos de James en su oficina, y algunos posters con fotos de sus mejores momentos todavía adornan las paredes del pasillo que conduce al camerino de Miami.
James sigue en contacto con algunos jugadores del Heat, y mantiene su amistad con Dwyane Wade.
«No ha cambiado», comentó Wade. «No va a cambiar… tenemos una gran amistad y un gran respeto mutuo. Eso no cambiará».
MIAMI (AP)