Los niños crecen y pasan a ser adolescentes cambiando en muchos aspectos. Algunos se convierten en hijos problemáticos, a ellos les resulta complicado hacerse entender, y por otra parte como madre tienes la necesidad de comprender pero a veces con el deseo no es suficiente, es como si hablaran idiomas diferentes.
Como primer objetivo, lo recomendable es plantearse por todos los medios posibles él conseguir un acercamiento y buena comunicación. No es fácil, pero es muy necesario aunque en ocasiones se piense que quizá lo mejor sea dejar que haga lo quiera. Este, sin duda sería el camino más fácil, pero no es el más conveniente para ninguna de las partes.
Reencuadre
Esta es una técnica que proponen los terapeutas y se trata de poder cambiar el ángulo de la perspectiva con la que se ve al hijo y la problemática; es decir, buscar otra forma de interpretar la situación para luego también actuar de modo diferente. Si actúas fuera de lo previsto, tu hijo deberá comportarse de manera distinta también, no tendrá opción a la vez que lo dejarás un tanto desubicado por reaccionar diferente en relación a lo que lo has hecho anteriormente.
Buscar ayuda desde el principio
Esta es una forma de evitar que el conflicto vaya a más. Es tentador pensar que seguro pasará, pero antes de que esto suceda puede transcurrir mucho tiempo. Es mejor buscar ayuda profesional como por ejemplo la de un psicólogo, antes de que la comunicación con tu hijo se vea totalmente bloqueada o que éste se involucre en problemas mayores.
Ver el problema
Para una madre puede ser difícil asumir que su hijo tiene problemas con sustancias o que desafía su autoridad, por eso una vez más la ayuda de un terapeuta puede resultar una figura mediadora entre ambos; alguien en quién tu hijo confíe y al que escuche. También servirá para que te tranquilices y saber que está recibiendo buenos consejos, además de poder entender de forma certera qué es lo que le sucede.
Adopta medidas para ambos
Por un lado es recomendable que encuentres a un profesional que pueda atenderlo y anticiparte de modo tal que las cosas no empeoren y por el otro, tú como madre debes cuidar de ti. Es fácil centrarse solo en la problemática del hijo y olvidarse de uno mismo, pero esto no es lo mejor que puedes hacer. Piensa que necesitas estar bien para apoyarle y que además lo mereces por todo el esfuerzo que estás haciendo.