El dominio de Estados Unidos como única superpotencia mundial está siendo cuestionado en el propio país y en el resto del planeta. Según el columnista del diario ‘Financial Times’ Gideon Rachman, esta tendencia marca «el final de una época», un punto de inflexión igual al que hace 25 años supuso la caída del muro de Berlín.
«En los últimos años Occidente ha perdido su confianza en la vigencia de los tres pilares sobre los que se asentaba el mundo posterior a la Guerra Fría: los mercados, la democracia y el poderío estadounidense», afirma el periodista. A su juicio, la hegemonía estadounidense, junto con la idea del triunfo global de la democracia, escolló en la guerra de Irak.
«La incapacidad norteamericana de estabilizar Irak o Afganistán, a pesar de los muchos años de esfuerzos, ha demostrado que EE.UU. puede destruir militarmente en pocas semanas un régimen hostil, pero no puede asegurar la consolidación estable después de la guerra», sostiene Rachman.
Otro factor es el ascenso de China a su condición actual de mayor economía del mundo, algo reconocido ya por el FMI. El país asiático, cree el columnista, se encuentra a una gran distancia de los «logros políticos internacionales» de EE.UU. Pero no obstante, dice, «están en tela de juicio la propia capacidad de EE.UU. y su voluntad de mantener el papel de la hegemonía global».
A su vez, lo que califica de «evangelismo democrático» ha caído víctima de los «horrores que implicó la Primavera Árabe». Con la única excepción de Túnez, la democracia no ha arraigado en ninguno de los países árabes donde se desarrollaron estos multitudinarios movimientos, explica el autor. Es más, algunas de las democracias estables en los últimos años se han mostrado incapaces de promover un Gobierno competente, reformas o crecimiento alguno.