Un hombre murió y casi mil personas resultaron heridas en una abigarrada procesión católica que atrajo a un millón de filipinos el viernes a la capital, Manila, en un preludio de una mucho mayor concentración que se espera para la visita del papa Francisco la próxima semana.
Enormes multitudes llenaron las calles de Manila y hubo forcejeos para acercarse al Cristo Negro, una estatua de madera de Jesucristo con la cruz, que los fieles creen que tiene poderes milagrosos para curar enfermedades y ofrecer salud y buena fortuna.
El vicealcalde de Manila, Francisco Moreno, dijo que un voluntario que acompañaba la estatua murió de un infarto cardíaco. Gwen Pang, secretaria general de la Cruz Roja filipina, dijo que sus voluntarios trataron a 986 trabajadores por heridas, golpes y otras cosas.
A pesar de esos problemas, Moreno dijo que la procesión ha sido en general pacífica.
La policía dice que un millón de personas se unió a la procesión o la vio desde alguna parte, pero la multitud se había reducido a unos 900.000 el viernes por la noche. Funcionarios y líderes religiosos esperan que millones lleguen a la capital para la visita papal, que será del 15 al 19 de enero.
MANILA, Filipinas (AP)