Antes de ser madre imaginaba muchas cosas para la crianza de mis hijos, leí mucho acerca de cómo criar a un niño desde el primer día de su vida, pero hasta que no fui madre no supe qué es el instinto maternal y cómo escucharlo para hacer lo correcto.
Desde que nació mi hijo he aprendido mucho más en la práctica de ser madre que en mis dos carreras especializadas, no hay nada que enseñe más que el día a día. Pero también es cierto que durante ese aprendizaje continuo de ser madre me encontré con errores que me hicieron fuerte y aprendí a ser mejor madre.
Hay cosas que las mamás (y los papás) no debemos hacer para poder mantenernos fuertes en la crianza de nuestros hijos, y para saber que (aunque no seamos perfectos) todo irá bien si nos esforzamos. Hoy te voy a hablar sobre algunas cosas que aprendí que no deberíamos hacer para ser madres fuertes.
Sentir pena de mí
Sentir lástima por una misma es perder el tiempo. Si mi hijo tiene una rabieta o existe algún tipo de problema en casa, no tengo por qué sentir pena de mí y pensar cosas cómo «¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?» Pensar de ese modo no me ayuda a resolver el problema que ocurre en ese momento, tengo que dejar de retrasar la solución y resolver el problema sin sentir lástima, ¡mi energía se centra en buscar soluciones!
Echar la culpa a los hijos
¿Los hijos tienen la culpa de que nos estresemos? ¡Menuda barbaridad! Si nos estresamos es porque nosotras no sabemos manejar algunas situaciones de la vida, lo que hacen nuestros hijos nos afecta de una manera que no podemos controlar. En lugar de culpar a mi hijo de sentirme estresada o tener algún malestar, acepto la responsabilidad de mis emociones y de mi comportamiento.
Si alguna vez pierdo el control le estaré dando a mi hijo poder sobre mi. Él es demasiado pequeño para manejar eso, además que es injusto porque el poder sobre mi lo tengo que ejercer yo.
Controlar en lugar de influir
Son muchos los padres que caen en el error de querer controlar a los hijos, éstos son seres libres y deben ser guiados en el camino de la vida por sus progenitores. Para esta guía no hay que controlar, hay que influenciar. Si decido controlar a mi hijo, estaré dejando ver mi debilidad ante las circunstancias para darle poder en su vida.
A los hijos hay que proporcionarles herramientas educativas para que aprendan por sí mismos, pero sin controlar sus decisiones. En esto me baso desde que mi hijo nació, y de momento funciona a la perfección porque es capaz de tomar sus propias decisiones a su corta edad.