Un exguardia de la prisión de Guantánamo reveló por primera vez a la prensa lo que él asegura fue el asesinato de tres presos perpetrado por la CIA y que fue luego encubierto como un triple suicidio.
En junio de 2006, el sargento Joseph Hickman estaba de servicio en el centro penitenciario de Guantánamo cuando murieron tres hombres presos, e insiste en que la versión oficial del caso, que sostiene que se trató de un suicidio es «imposible», según comunicó al portal Vice News.
Se trata del yemení Salah Ahmed Al-Salami, 37 años, y los saudíes Mani Shaman Al-Utaybi, de 30, y Yasser Talal Al-Zahrani, de 22. Ninguno de ellos había sido acusado de ningún delito.
Hickman explicó que los tres presos deberían haber tenido que suicidarse exactamente al mismo tiempo y en el mismo bloque de celdas donde los guardias verificaban a los detenidos cada cuatro minutos.
«Habrían tenido que atarse de manos y pies, ponerse trapos en sus gargantas, con máscaras sobre sus rostros, colgar un lazo del techo y saltar simultáneamente».
Hickman agregó que una inspección de las celdas de los detenidos sólo unas horas antes de que supuestamente se suicidaran no reveló la presencia de algo que haya podido ser utilizado para quitarse la vida como sogas, trapos o agujetas.
Previo al anuncio de la muerte de los presos, el exguardia vio cómo una camioneta que «solía llevar a los detenidos al centro de la CIA», abandonó la instalación y pronto volvió, «pero en vez de dirigirse al campo I, fue directamente al centro médico» de Guantánamo.
«Unos 10 minutos más tarde, se encendieron todas las luces como en un estadio y sonaron las sirenas», dijo. Los tres presos estaban muertos.
El exguardia supone que las autoridades de Guantánamo querían deshacerse de estos presos porque estaban en huelga de hambre e incitaban a otros detenidos a hacer lo mismo. Cuando estaban en huelga de hambre, los oficiales no podían interrogarlos, dijo.