Las mañanas son el mejor momento para hacer ejercicio. Si sueles posponer tu tiempo de entrenamiento, entonces nunca serás capaz de hacerlo. Hacer ejercicio en las primeras horas de la mañana te mantiene en forma y feliz durante todo el día. La programación de tu sesión de ejercicios por la mañana ayuda a mantener una vida saludable.
Levantarse de la cama en las primeras horas de la mañana requiere mucho esfuerzo. Algunos días no dan ganas de salir y menos de ir al gimnasio. Pero hay formas para superarlo y conseguir ir al gimnasio por la mañana temprano. ¿Te animas a aprender cómo?
1. Comer antes del entrenamiento
¿Quién dijo que se debe hacer ejercicio con el estómago vacío? En realidad, hacer ejercicio con el estómago vacío puede causar mareos y no posibilitar una buena sesión de entrenamiento.
Un buen smoothie es una buena comida para antes de ir a entrenar. Lo ideal es tomar un batido a base de yogur, bayas, semillas de chía, proteína de suero y leche de almendras. Todos estos ingredientes son buenos para la salud, y equivalen a una pequeña comida de tamaño medio.
2. Ir con compañía
Si te estás planeando ir al gimnasio por la mañana, será más fácil si vas acompañado de un amigo. Tener un compañero es uno de los mejores consejos para ir al gimnasio por la mañana. No solo te anima a ir al gimnasio, sino que también puede resultar un buen apoyo durante las sesiones de entrenamiento.
3. Acostarse temprano
Si te estás planeando un entrenamiento por la mañana, el mejor consejo es acostarse temprano. Es importante mantener el horario de sueño del cuerpo: si te vas a la cama temprano te podrás levantar temprano. Lo ideal es usar un despertador que te ayude a mantener un horario estricto del sueño, así como los tiempos de comida.
4. Un buen calentamiento
Un buen calentamiento ayuda a preparar el sistema nervioso para el ejercicio. También ayuda a mantener la temperatura corporal necesaria, de forma que el cuerpo responda bien al entrenamiento. La activación de los músculos ayuda a que el cuerpo esté flexible antes de ponerse de lleno en el ejercicio. Se trata en realidad de una preparación tanto física como mental, para afrontar los cambios que se producirían durante las sesiones de entrenamiento de la mañana.