El caso de los balones supuestamente inflados de menos podría sumarse a la larga lista de incidentes que han dado a Bill Belichick mala reputación, como un entrenador dispuesto a infringir las reglas.
Los balones más blandos no explicarían por completo la clara victoria que le dio a los Patriots de Nueva Inglaterra un lugar en el Super Bowl. Pero han puesto otra vez en entredicho a Belichick, considerado por muchos alguien que busca ventajas y la manera de torcer las reglas mientras no se le sorprenda haciéndolo.
Vagos reportes de lesiones. Casos de espionaje hacia otros equipos. La contratación de jugadores que poseían información sobre los rivales. Y ahora, una investigación de la NFL que intenta determinar si el equipo hizo trampa durante su triunfo en el partido por el título de la Conferencia Americana. «Debido a que se trata de los Patriots y tienen un historial, eso trae consigo un tema diferente», dijo el ex running back Jerome Bettis a ESPN. «Hay cierto tipo de cultura ahí que conduce a hacer trampa y eso resulta un problema».
Belichick ya no recibe el beneficio de la duda de parte de los aficionados y, en el ámbito del fútbol americano, ni siquiera de quienes lo consideran el mejor entrenador en jefe de la liga. A principios de este mes, el entrenador Don Shula, miembro del Salón de la Fama, usó el juego de palabras «Beli-cheat» para llamarlo tramposo.
ESPN reportó el martes por la noche, citando fuentes anónimas, que la NFL detectó que 11 de los 12 balones proporcionados por los Patriots no estaban inflados de maneta adecuada, mientras que todos los ovoides usados por los Colts a la ofensiva cumplían con las normas de la liga.
AP