Todo esto podría atemorizar al resto de la NFL:
De ganar el domingo, los Seahawks podrían estampar su nombre dentro de la discusión de uno de los mejores equipos en la era del Súper Bowl. Y al tomar en cuenta el plantel con el que disponen y su filosofía de trabajo, el futuro de la franquicia podría ser el más deslumbrante en toda la liga.
Es muy raro estar ante la presencia de un equipo con estrellas jóvenes que sea tan formidable. Que se recuerde, el último serían los Cowboys que Jimmy Johnson dirigió a inicio de la década de los 90, con el sensacional tridente conformado por Emmitt Smith, Troy Aikman y Michael Irvin.
Seattle cuenta con su propio trío, pero en su defensa: el cornerback Richard Sherman, el safety Earl Thomas y el linebacker medio Bobby Wagner. Ninguno pasa de los 26 años.
Los tres son complementados por más talento en diversas posiciones, desde Kam Chancellor (26) en la secundaria, al linebacker K.J. Wright (25) hasta los baluartes ofensivos como el quarterback Russell Wilson (26), los receptores Doug Baldwin (26) y Jermaine Kearse (25) junto al tight end Luke Willson (25). La formación de protección ofensiva está conformada por un grupo de veinteañeros.
Todos han acumulado la experiencia de haber conquistado el título cumbre de la liga. Si vencen a Nueva Inglaterra el domingo para un bicampeonato, será hora de hablar de una dinastía.
«Si podemos ganar el Súper Bowl en años seguidos, sin duda que la gente tendrá que referirse sobre nosotros como una dinastía», dijo Wright. «Me alegra que el núcleo de jugadores de este equipo se mantenga intacto. Mientras más sigamos aquí, más campeonato vamos a ganar».
Con mucha seguridad.
Pero no sólo es el talento que el entrenador Pete Carroll y el gerente general John Schneider han reunido, y lo raudo que ha sido Seattle para atar a piezas clave con contratos. Sólo Wilson y Wagner están en la lista de asignaturas pendientes dentro de los jugadores élite del equipo.
Es el modelo de los Seahawks.
A diferencia de los Patriots, que emulan la discreción de su entrenador y directivos, los Seahawks están siempre buscando hacer algo. En cierto sentido, se asemejan a un equipo del nivel universitario, lo cual no debe sorprender al considera que Carroll ganó dos campeonatos nacionales con la Universidad del Sur de California.
Si bien los métodos de Bill Belichick surten efecto en Nueva Inglaterra no hay otra franquicia más laureada en los últimos 15 años los Patriots llevan una década sin proclamarse campeones de la liga.
Aunque Tom Brady asegura que se ve como el quarterback del equipo más allá de los 40 años (ahora tiene 37), el actual plantel no mete la misma clase de miedo que los Seahawks.
Eso es cierto, con todo y una victoria de los Patriots el domingo en un partido de pronóstico reservado.
«Hay una serie de dogmas, pero armar un plantel realmente competitivo, mantenerlo joven, siempre buscando reforzarlo», comentó Carroll sobre su proyecto en Seattle desde que tomó las riendas en 2010. «Esa mentalidad realmente permea. Está en todas partes. En el estilo de juego que queremos, el que aceptamos, el ser un equipo físico y énfasis en la defensa».
Los Nolls, los Landrys y, hasta los Belichicks (¿por qué no?) los grandes entrenadores en la historia de la NFL puedan burlarse de la franqueza de Carroll. Pero con esta generación de jugadores en la NFL, el dejar que «sean auténticos», como dice Sherman, es el camino a seguir.
En una liga en la que todos se copian del rival, si los Seahawks salen triunfantes el domingo, ¿quién no querrá emular el método de Seattle?
Con campeonatos en la vitrina y dinero por gastar al no pasarse del tope salarial, jugar en el Noroeste de Estados Unidos es cada vez más atractivo. Y eso puede ser posible por más que algunos de los coordinadores de Carroll puedan aceptar puestos en otros equipos.
«Sé que los que están aquí es porque realmente quieren estar aquí, y quiere estar bajo ese estilo de conducción», comentó el centro Max Unger, un veterano de seis años en la liga.
Y lo otro es el atractivo principal: coleccionar títulos.
«Por eso que me quedé, por el poder estar presente en esta clase de partidos y la oportunidad de jugar con este equipo», añadió el defensive end Michael Bennett, quien dejó Tampa tras cuatro temporadas, ganó un campeonato el año pasado y luego renovó con los Seahawks. «Este es un equipo que rebosa de energía, repleto de estrellas, lleno de gente con ambición de éxito».
«El dinero no compra victorias. Sé de muchos que se han embolsado mucho dinero y viven enojados porque se pierden estar en este escenario. Ir al Pro Bowl es una cosa, ganar el Jugador Más Valioso es una cosa, pero el Súper Bowl está en una categoría totalmente aparte. Cuando se gana un Súper Bowl, obtienes tanta fama y la oportunidad de formar parte de un gran equipo. El dinero no te asegura eso».
PHOENIX, Arizona, EE.UU. (AP)