Unos 70 bebedores consuetudinarios pasarán al menos un día sin probar licor, consentidos y con una buena taza de sopa de res, gracias a la labor de un grupo de hermanos evangélicos de la Iglesia Cristo Vive y la iniciativa de la señora Julia Idiaquez, quien tomó la decisión de ayudar a las personas con personas problemas de alcoholismo, a raíz que su esposo muriera producto de ese mal, que según ella estuvo a punto de destruir su familia.
La labor es realizada con el respaldo del Distrito X de la Policía Nacional en Ciudad Sandino, autoridad que se encarga de recorrer las calles de la localidad en busca de borrachitos que se encuentran en las esquinas para llevarlos al hogar de Idiaquez, donde se les brinda charlas bíblicas y atención psicológica con el objetivo que dejen las calles y el licor.
Loyda Padilla