Uno de ellos tendrá que pasar 18 años de su vida en la cárcel por asesinar a sangre fría a un gay; el otro, toda la vida por perseguir homosexuales y golpear a uno de ellos hasta la muerte. Es una noticia sorprendente que se hayan enamorado el uno del otro después de haber cometido delitos tan atroces. Y todavía más que hayan sentido el impulso de casarse, si no van a poder compartir ni celda el resto de sus días.
Hay estudios, como este de 2012, de investigadores de varias universidades de Estados Unidos e Inglaterra, que afirma grosso modo la influencia negativa de una represión familiar y educativa en personas que sienten una orientación homosexual y practican la homofobia para evitar el rechazo del resto.
Pero de todos los casos que se han dado a conocer, el más sonado en internet es el de un ex líder del Ku Klux Klan al que la policía sorprendió en el coche haciendo arrumacos con un travesti negro. Fue detenido y le dijo a los agentes que pretendía darle una paliza. No parecía que fuera a hacerlo según lo que vieron.
Agencias