El ingenio de las personas puede llegar muy lejos y superar expectativas. Esto sucedió con tres jóvenes que inventaron un novedoso envase para almacenar agua, el cual posee una textura gelatinosa y comestible.
Es flexible, portatil y lo mejor de todo es que no provoca daños al medio ambiente, es fácil de masticar y tiene un leve sabor. Su consistencia puede resultar algo extraña, este fue desarrollado por Rodrigo García González, Pierre Paslier y Guillame Couche en un programa de innovación y diseño llamado » innovation Design Engineering Program» del Royal College of Art y el Imperial College en Londres, según informa el portal Upsol.