Bob Gibson, el dominante exlanzador de los Cardenales de San Luis que impuso un récord al ganar siete aperturas consecutivas en la Serie Mundial, ha fallecido. Tenía 84 años.
Gibson fijó un estándar de excelencia de la era moderna, cuando finalizó la temporada de 1968 con una efectividad de 1.12.
Los Cardenales confirmaron el deceso poco después de caer por 4-0 en los playoffs ante San Diego para quedar eliminados. Gibson había luchado desde hace tiempo con un cáncer pancreático en Omaha, Nebraska, su localidad natal.
El fallecimiento de Gibson llegó en el 52do aniversario de lo que fue quizá su actuación más impresionante. Recetó 17 ponches, un récord de la Serie Mundial, en el primer juego de la edición de 1968, ante Detroit.
Gibson, uno de los competidores más fieros del béisbol, obtuvo dos trofeos Cy Young, pasó su carrera de 17 años con San Luis y fue nombrado el Jugador Más Valioso del Clásico de Otoño en 1964 y 67.
Los Cardenales se quedaron cerca del título en 1968, pero Gibson fue elegido el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional. Dominó de tal forma a los rivales que las Grandes Ligas modificaron las reglas por temor a que ello ocurriera de nuevo.
Hace menos de un mes, falleció un excompañero de Gibson, el jardinero Lou Brock, también miembro del Salón de la Fama.
Y otro gran lanzador de aquella era, Tom Seaver, murió a finales de agosto.
“Acabo de oír la noticia de la pérdida de Bob Gibson, y es duro perder a una leyenda. Puedes perder un juego, pero cuando pierdes a un tipo como Bob Gibson es duro”, dijo el cátcher boricua de los Cardenales, Yadier Molina. “Bob era divertido, inteligente, tenía mucha energía. Cuando hablaba, querías escucharlo. Era bueno tenerlo cada año. Perdimos un juego y una serie, pero lo más duro es que perdimos a un gran hombre”.