Laura Beer esperó en la estación de tren, deseando ver a su mejor amiga a su regreso tras una semana de intercambio académico en España.
La amiga de Beer estaba entre los 16 estudiantes y dos profesores de la escuela secundaria de Haltern, en el este de Alemania, que murieron el martes en un accidente aéreo. El vuelo de Germanwings viajaba de Barcelona a Duesseldorf cuando se estrelló en los Alpes franceses. Se cree que entre los 150 muertos había un total de 67 alemanes, muchos españoles y ciudadanos de Australia, Japón, Israel, Turquía, Dinamarca y Holanda.
El accidente fue un mazazo para la localidad de Haltern. En esta población rural, rodeada de campo y unos 80 kilómetros (50 millas) al nordeste de Duesseldorf, parece que todo el mundo conocía a alguien que murió en el siniestro.
«Somos una ciudad de 38.000 personas», dijo el alcalde, Bodo Klimpel, en la televisora ARD, añadiendo que su hijo asiste a la misma escuela que los estudiantes fallecidos. «Es natural que uno conozca personalmente a alguien».
La escuela canceló las clases el miércoles, pero instó a los alumnos a acudir para hablar con amigos, psicólogos y otros terapeutas.
Un cartel pintado a mano se apoyaba sobre un tablero de tenis de mesa al aire libre, con las palabras «Ayer éramos muchos, hoy estamos solos», y 16 cruces dibujadas debajo.
En Llinars del Valles, la pequeña localidad al nordeste de Barcelona donde los estudiantes alemanes acababan de terminar su estancia de una semana, los alumnos asistieron a un servicio funerario en el instituto Giola.
A su vez, el Liceu de Barcelona guardó dos minutos de silencio a mediodía en memoria de dos cantantes de ópera alemanes Oleg Bryjak y Maria Radner que viajaban en el avión y habían actuado en el teatro de ópera el pasado fin de semana.
HALTERN, Alemania (AP)