Cuatro violentas muertes de activistas de la protesta juvenil contra la extensión de la hora de clase registradas el pasado miércoles han modificado en pocos días el tenor de la acción antigubernamental en Honduras.
La menor de los fallecidos, Soad Ham Bustillo, solo tenía 13 años en el momento en que perdió la vida en circunstancias poco claras en Tegucigalpa. Su cadáver envuelto en plástico fue hallado dos días después de que protagonizara una congregación contra la política educativa del Gobierno.
Fuentes en la Policía de Honduras citadas por el diario ‘La prensa’ atribuyeron aquella muerte a «una aparente pelea por territorios«. El presunto asesino fue arrestado el sábado. La investigación de otros tres crímenes casi simultáneos la muerte de Elvin Antonio López, de 19 años, Darwin Josué Martínez y Diana Yareli Montoya, ambos de 21 años está en curso.
Mientras tanto, el expresidente y coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre), Manuel Zelaya, atribuyó la responsabilidad de toda la serie de asesinatos a las autoridades nacionales. A su juicio, son «directamente responsables de la existencia de los escuadrones de muerte que protegen con su silencio», dijo en un comentario concedido a TeleSur.
El Gobierno aceptó suspender el horario extendido en espera de que las actividades académicas volvieran a la normalidad. Sin embargo, la protesta se ha recrudecido tras el llamamiento de Libre a protestar contra los asesinatos de los activistas juveniles.