Carlo Ancelotti levantó la Décima Copa de Europa el pasado mes de mayo. El fútbol no entiende de historia y el logro del italiano y lo suyo ha quedado poco menos que relegado al baúl de los recuerdos. De manera injusta, pero es así.
En el camino hay una Supercopa de Europa, un Mundial de clubes, 22 triunfos seguidos y la posibilidad de conquistar una nueva Liga, el que sería el cuarto campeonato en un país distinto. Pues bien, todos estos logros pueden no ser suficientes para asegurar una continuidad que el técnico del Real Madrid tiene por contrato, el mismo que en su día se prometió ampliar.
Ancelotti sabe que su futuro (recientemente dijo que desde hace 20 años no sabe dónde estará en el próximo mes de agosto) pasa por dejar atrás al Atlético y seguir optando a repetir Champions, algo que ni equipo ni técnico alguno han logrado desde que el formato de la competición cambiara hace 27 años. Su prioridad es total y absoluta hacia el Real Madrid. En la cabeza del italiano no entra otra opción. Algunos equipos se han acercado por su condición de técnico de prestigio y por el aval de los títulos conquistados, pero en ningún momento se ha sentado a negociar con nadie.
Piensa en blanco y así seguirá haciéndolo en los próximos meses. Su hoja de ruta sólo pasa por el Bernabéu y por seguir viviendo en Madrid. Pese a todo, sabe que el fútbol son resultados y que la directiva esperará hasta final de temporada antes de realizar movimiento alguno.
El caso contrario es el de Simeone. Renovado recientemente y confirmado hasta 2020 como técnico del Atlético. Movimiento, por cierto, un poco cara a la galería por aquello de las posibles rupturas por ambas partes al término de cada temporada, pero válido. Al menos, el gesto ha servido para terminar con especulaciones respecto al futuro y al interés de terceros sobre la figura de Simeone. No hay debate. En el Real Madrid sí y ese pasa por lo que sea capaz de hacer Ancelotti. La historia no vale.
AGENCIAS