El último adiós a Freddie Gray, el joven afroamericano que murió el 19 de abril bajo custodia policial en Baltimore, Maryland, se convirtió este lunes en un nuevo clamor contra los prejuicios y abusos de la policía de Estados Unidos contra la población negra. Pero la jornada, que había comenzado de forma pacífica, acabó derivando en fuertes disturbios por parte de un grupo de violentos manifestantes, en su mayoría jóvenes, que causaron pillaje y destrucción en algunas partes de la ciudad y llevaron a las autoridades a ordenar fuertes medidas de seguridad.
Al menos 15 agentes resultaron heridos en los incidentes que se empezaron a registrar tras el sepelio de Gray y que causaron la detención de casi tres decenas de personas, en su mayoría jóvenes. Dos de los policías permanecían hospitalizados la noche del lunes, según las autoridades.
El gobernador del Estado de Maryland, Larry Hogan, declaró el estado de emergencia a petición de Baltimore y anunció la activación de la Guardia Nacional para responder a la «creciente violencia y disturbios» en esta ciudad. Hogan calificó estas medidas como «el último recurso» para restaurar el orden. De hecho, en declaraciones posteriores a la prensa reconoció que la orden estaba lista desde el sábado, pero que las autoridades estatales y locales prefirieron esperar a tomar una medida tan drástica.
Agencias