El Papa Francisco hizo un llamado a la comunidad internacional el domingo para ayudar a los emigrantes que cruzan la bahía de Bengala y el mar de Andamán, miles de los cuales han quedado abandonados en botes con escasos suministros.
«Continúo siguiendo con profunda preocupación y dolor en mi corazón las historias de los miles de refugiados en la bahía de Bengala y el mar de Andamán», dijo Francisco a la audiencia presente en la misa de Pentecostés, celebrada el domingo en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
En el sudeste asiático ha surgido una crisis migratoria. Los musulmanes rohingyas que huyen de la persecución en Myanmar y las personas en Bangladesh que buscan escapar de la pobreza en su país terminan cayendo en manos de los traficantes de personas.
Después de que Tailandia tomara medidas enérgicas contra la prácticas de los traficantes de personas, estos comenzaron a abandonar los atestados botes en vez de intentar introducir a los emigrantes a través de Tailandia. La Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) dijo el viernes que unas 3.500 personas quedaron abandonados.
El Papa dijo que agradecía los esfuerzos de los países que estaban de acuerdo en rescatar a las personas que «están afrontando un grave sufrimiento y peligro», pero animó a «la comunidad internacional a ofrecer ayuda humanitaria».
El Primer Ministro de Malasia se ha comprometido a ayudar y ordenó a su fuerza naval a rescatar a las miles de personas que permanecen en el mar. Malasia e Indonesia ofrecieron a permitir a los inmigrantes llegar a la orilla de manera temporal, pero Tailandia ha dicho que no iba a seguir su ejemplo.