Tras la violenta erupción del lunes, el volcán Wolf, en las islas ecuatorianas Galápagos, disminuyó su actividad, y dejó de ser una amenaza para el medio millar de iguanas rosadas -especie única en el mundo- que habita en sus inmediaciones.
El Parque Nacional Galápagos (PNG) y el Instituto Geofísico de Ecuador dijeron a la AFP este martes que, pese al descenso de la actividad, la expulsión de lava puede continuar durante varios días o semanas.
«No hemos vuelto a tener explosiones como la de ayer, lo que sugiere una disminución de la actividad. Sin embargo, se mantienen los flujos de lava, que es un evento normal en estos casos», señaló Alexandra Alvarado, del Instituto Geofísico.
De 1.707 metros de altura, El volcán Wolf entró en erupción después de 33 años de inactividad, con una violenta explosión que arrojó gran cantidad de lava y una fumarola que se elevó sobre los 15 km del cráter.
El área de influencia del macizo no está poblada por humanos, aunque acoge la única colonia de iguanas terrestres rosadas del mundo y otras especies originarias como iguanas amarillas y las tortugas gigantes Chelonoidis becky.
El Wolf está ubicado en el norte de la isla Isabela, la más grande del archipiélago, considerado una de las zonas volcánicas más activas del mundo.
La fuerte erupción volcánica había disparado el alerta en Galápagos ante el eventual riesgo para la fauna, pero un primer sobrevuelo realizado el lunes descartó la amenaza.
Quito, Ecuador | AFP