Zozobra es lo que tienen las familias de Managua afectadas por el torrencial aguacero que dejó sus casas socavadas por las fuertes corrientes.
En el barrio Rubén Darío, la señora Oneyda Reyes es propietaria de una de las casas con mayores afectaciones producto de la fuerte corriente que se generó, donde precisamente se hacían labores de mantenimiento al sistema de drenaje pluvial.
La incomunicación ha sido inevitable; la tierra incluso desapareció en una parte de modo que tuvieron que improvisar con un andamio de madera para poder tener acceso y poder salir de sus casas. «Los niños no han ido a clases por que ni agua tenemos, cada vez que llueve nos da miedo por que la corriente va seguir socavando ahí» afirmó la afectada.
Entre las necesidades que tienen esta y otras familias es la falta de agua, además en una de las viviendas el techo colapsó en por la gran cantidad de agua que cayó. Ahora ellos esperan que la Alcaldía de Managua agilice las obras por que dicen no poder salir de sus hogares.
El panorama en el barrio Jonathan González es un poco más desalentador, pues son varias las calles destruidas y en una de ellas ENACAL trabaja para reparar una de las tuberías rotas que hace que el vital liquido se desperdicie.
Lenin Franco