La más reciente víctima, cuya identidad se desconoce por el momento, conducía un autobús en la ruta 100, que da servicio a diversas zonas de la capital salvadoreña, informó a Efe la Policía Nacional Civil (PNC).
La PNC de El Salvador suspendió hoy «el cien por cien» de los permisos a miembros del cuerpo que tenían el día libre, para dar protección a las rutas de autobuses y microbuses, tras los asesinatos de conductores y un pasajero en las últimas horas.
Dos empleados del transporte colectivo fueron asesinados a primeras horas de hoy mientras realizaban sus trayectos habituales en la línea 2 y en la ruta San Salvador-San Miguel; el otro homicidio de un chofer y un pasajero sucedió ayer domingo en la ruta 6, informó a Efe un portavoz de la PNC.
Como consecuencia de los últimos sucesos, los conductores de varias rutas de autobuses y microbuses de El Salvador improvisaron una jornada de paro para este lunes, además amenazados de muerte por las pandillas, que también les pedían un paro, por motivos que no se han hecho públicos.
La PNC ofreció «protección permanente» a los empresarios del transporte público «que decidan retomar sus labores e interrumpir el paro», y a los usuarios que se desplacen en autobús, explicó el subdirector general del cuerpo policial, Howard Cotto.
Según Cotto, «hay controles policiales en todas las paradas y terminales para garantizar la tranquilidad de conductores y pasajeros» de autobuses y microbuses.
Explicó que la PNC está «facilitando» que la gente se pueda «movilizar», poniendo a su disposición camiones de la policía que transportan a los ciudadanos hasta sus lugares de trabajo.
Los empleados de las empresas de transporte interrumpieron su actividad por las «amenazas de las pandillas», que les pedían un paro, pero también en protesta por los sucesos de las últimas horas.
A los asesinatos se suma que el pasado fin de semana dos vehículos de transporte colectivo fueron incendiados por miembros de pandillas, según los conductores de los mismos.
El Gobierno señala que estas acciones son parte de un «plan» para «desestabilizar» la gestión del presidente Salvador Sánchez Cerén, quien se ha negado reiteradamente a negociar con las pandillas para disminuir los índices de homicidios que colocan al país entre los más violentos del mundo.