Los usuarios del transporte público se vieron afectados el jueves por una huelga en el metro londinense, el London Underground, por segunda vez en lo que va del verano.
Los trabajadores sindicalizados pararon labores en medio de una disputa sobre cómo poner en marcha un nuevo servicio de 24 horas y en fines de semana. Los sindicatos dicen que no se han resuelto los temas de trabajo y vida privada y que los directivos deben contratar más personal para que cubran los turnos extra. Las autoridades dicen que ya ofrecieron aumentos salariales y bonos para compensar los cambios.
Las estaciones del subterráneo, conocido como Tube, estarán cerradas todo el jueves. Ya se pusieron autobuses adicionales en servicio.
Los caminos están paralizados por gente que trata de llegar a la oficina en carro, pero el caos no es tan malo como con la huelga de julio porque mucha gente está de vacaciones.
A las 8.45 de la mañana había 428 embotellamientos y 317 kilómetros (197 millas) de tráfico, de acuerdo con expertos de tráfico de la firma TomTom. El mes pasado hubo 1.445 embotellamientos y 1.224 kilómetros (761 millas) de tráfico.
Las autoridades de transporte por lo general logran mantener funcionando algunas líneas del Tube durante las huelgas, pero los conductores se han mantenido unidos en las recientes movilizaciones, obligando a cerrar todo el sistema.
El paro del jueves obligó a mucha gente a buscar otras formas de llegar al trabajo. John Teixeira, de 24 años, rentó una bicicleta pública y tardó 90 minutos en llegar a la oficina, en un trayecto que normalmente le toma 15 minutos.
Al llegar descubrió que tuvo que esperar otra vez: «No hay espacio para aparcar la bicicleta, lo que es una pena».
LONDRES (AP)
