Las labores de rescate en esta población de la periferia de la capital de Guatemala, que quedó parcialmente sepultada bajo un deslave, reiniciaron el lunes pese a que las autoridades dicen que, a cuatro días de ocurrida la tragedia, no hay posibilidad de encontrar más sobrevivientes.
«Técnicamente pues no hay sobrevivientes», dijo Sergio Cabañas, coordinador de las labores de emergencia y rescate, al explicar que en las primeras 72 horas se puede sobrevivir bajo un derrumbe si se tiene agua y espacio para respirar, que no es el caso. «Humanamente esperamos que así sea».
La razón fundamental por la que los socorristas consideran que ya no hay sobrevivientes es porque las casas a las cuales tuvieron acceso, y de donde han extraído cadáveres, estaban inundadas a causa del río que colindaba con la colonia, y que se salió de su cauce.
«Hemos encontrado agua en las casas por el desborde del río», dijo Cabañas. «Esperemos que las viviendas que están atrás (que fueron corridas por el deslave), no tengan el mismo problema, aunque no hemos llegado a ninguna loza (o techo) de las casas que están atrás, esto pues nos da la posibilidad de que todavía existieses una persona con vida».
Cabañas explicó que hay varios factores para que alguien sobreviva en estas condiciones, como tener agua para beber, un espacio con acceso hacia afuera para respirar, una buena condición física y que la persona no esté muy lastimada.
«En el caso de niños y jóvenes las posibilidades son mejores», agregó.
El jueves en la noche un deslave dejó sepultadas bajo tierra a más de 125 casas de la colonia Cambray II ubicada en el municipio de Santa Catarina Pinula, a 15 kilómetros al este del centro histórico de la capital guatemalteca. El dato oficial al momento es de 131 cadáveres recuperados y al menos unos 300 desaparecidos.
La estrategia de búsqueda ha variado. En un primer momento, se hizo de mano con picos, palas y maquinaria pero con mucho cuidado. Pero conforme pasan las horas, se ha ido reduciendo la cantidad de rescatistas en el lugar.
El viernes miles de personas, entre rescatistas y familiares, ayudaban a buscar sobrevivientes. El sábado 1.600 rescatistas participaron en labores, el domingo se redujo a 1.031. El lunes se autorizó solamente a 125, que tenían autorización para ingresar al área del desastre, mientras 70 máquinas retroexcavadoras ya trabajaban en el lugar.
Cabañas dice que la diferencia de esta situación con un terremoto es que en un sismo las estructuras caen y pueden dejar espacios de vida, pero con un deslizamiento es agua y tierra lo que complica las posibilidades de sobrevivencia.
«El problema es que desde hace día y medio no hemos recuperado a nadie con vida y esto frustra», reconoció Cabañas que agregó que lo que quiere un rescatista es sacar a alguien con vida de los escombros. «No quiero sacar muertos, la prioridad es la vida».
El fiscal Edwin García, a cargo de procesar la escena del desastre y determinar las causas de muerte dijo que ha solicitado a los rescatistas tener mayor cuidado al momento de utilizar la maquinaria pues los cuerpos están desmembrados.
«Al inicio del trabajo no hubo ningún problema porque los cadáveres que se fueron encontrando se podían visualizar, el problema de ahora es que ya hay más cuerpos desmembrados», dijo el fiscal quién explicó que las máquinas están trabajando para no poner en riesgo a rescatistas y que ha solicitado a estos tener mucho mayor cuidado al momento de estos trabajos.
Al menos tres millones de metros cúbicos de tierra es lo que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres ha calculado se desprendieron del cerro que sepultó parte de la colonia Cambray.
SANTA CATARINA PINULA, Guatemala (AP)