Aburrido de los numerosos robos que se registran en su barrio, el dueño de una tienda decide tender una trampa al próximo ladrón.
Su invento consta de un pasillo del que no hay salida si la puerta de entrada se cierre.
En las cámaras de seguridad se puede apreciar cómo funciona esta emboscada y como sufre el pobre ladrón, que incluso parece aliviado por la llegada de la Policía.