«Yo le pegaba de humo y me gustaba tirar penales» dice el ahora mejor peleador del mundo, el nicaragüense Román «Chocolatito» González, quien invadido de una sonrisa revisa su archivo mental de aquellos años donde se esforzaba por ser mejor en el balompié.
«Tenía menos de 12 años, al inicio era algo para divertirme, luego se fue convirtiendo más serio aunque a mi papá no le gustaba la idea» dice «Chocolatito» el mejor atleta pinolero de la actualidad. «Esos tiempos de mi niñez eran difíciles, recuerdo haber jugado fútbol con botas militares y cuando tuve mi primer par de tacos obviamente mi desempeño mejoró» cuenta Román.
El fútbol le dio diversión y un momento negativamente inolvidable al fenomenal peleador nicaragüense: «Hicieron una lista para un equipo alrededor de mi barrio y me dejaron fuera, me sentí muy mal, abatido, demasiado triste pero no me quedé de brazos cruzados y apoyé la idea para formar una liga y competimos, debo decir que tenía resistencia para bajar y subir en la cancha, me gustaban las posiciones de ataque» recuerda Román.
Su padre Luis González era un enérgico opositor a esa especial diversión de Chocolatito: «Le decía, hijo eso no es para vos, serás campeón mundial, tienes que salir de eso. El problema era cuando coincidían con los tiempos de entrenamiento, tenía que ser enérgico para que el fútbol no afectará esa programación» dice el papá quien fue el primer entrenador del ahora campeón mundial mosca del CMB.
Mientras jugaba fútbol González todavía no hacía su primera pelea amateur, solamente combatía en enfrentamientos organizados a nivel de los barrios con guantes y cuerdas improvisadas.
Hoy podemos decir que él junto a su padre tomaron la decisión más importante de sus vidas, misma que trascendió el barrio, una ciudad, el país y hoy día el mundo entero.
Aquel niño futbolista fue capaz de abrir nuevamente las puertas de HBO a las categorías pequeñas del boxeo.
Levi Luna