Dicen que el verdadero amor dura toda la vida, que éste trasciende el tiempo, el espacio y hasta la muerte.
Y así lo demuestra este anciano que todos los días va a dejar una margarita al mismo lugar en honor a su difunta esposa con la que estuvo casado más de 50 años.
Llueve truene o nieve, éste hombre se acerca todos los días al memorial de su esposa. Ante esto unos trabajadores del lugar no se quedaron indiferentes.