Cualquiera que lance un juego completo en la Serie Mundial, permitiendo una carrera y dos hits, probablemente saldría a describirlo como la mejor actuación de su carrera.
Pero este no fue el caso de Johnny Cueto tras su magistral apertura el miércoles para los Reales de Kansas City, llevándoles a un contundente triunfo 7-1 sobre los Mets de Nueva York en el segundo juego del Clásico de Otoño.
«Para mí, el juego bueno fue el número cinco contra Houston, porque es la razón por la que estamos aquí todavía», dijo el derecho dominicano con las largas rastas.
Se refería a su joya en el partido de la serie divisional ante los Astros, en la que cubrió pelota de dos hits en ocho innings, retirando a los últimos 19 bateadores que enfrentó.
Adquirido en un canje con Cincinnati el 26 de julio, Cueto resultó un enigma para los Reales al registrar foja de 4-7 y efectividad de 4.76 en 13 aperturas con un equipo que le incorporó con el plan de que se convirtiera en el número uno de la rotación en el asalto por el primer campeonato de la franquicia desde 1985.
Sus altibajos persistieron en octubre. Su siguiente salida, el 19 de octubre en Toronto, fue un fiasco de grandes proporciones al ser vapuleado con ocho carreras. Se convirtió en el primer pitcher en la historia de los playoffs en permitir que se le embasaran 11 corredores y sin pasar de los dos innings.
Cueto fue blanco de la mordaz burla de los fanáticos de Toronto en el Rogers Centre, al ponerse a corear su nombre, pidiendo que siguiera lanzando.
Su nombre volvió a ser coreado el miércoles en el Kauffman Stadium.
Habían visto al «verdadero Johnny Cueto», señaló tras una apertura de 122 lanzamientos. «La gente de Kansas ve cómo soy, siempre. Me gusta que cantan mi nombre, eso me sube la energía», subrayó.
Y es que el manager Ned Yost dio otra vez con la tecla. Su apuesta de asignarle a Cueto una apertura en casa en la Serie Mundial fue la buena considerando que el dominicano supo nutrirse del aliento de la afición local cuando enfrentó a Houston al inicio de la postemporada.
«No tengo nada mental», dijo Cueto. «Esto es para que vean que todavía existo, para no estén hablando cosas de mí (…) siempre lo he demostrado en el juego».
Al amansar a los Mets, de Cueto se hablará que fue el primer pitcher de la Liga Americana en lanzar un juego completo en el Clásico de Otoño desde que Jack Morris lo logró con Minnesota al vencer a Atlanta en el séptimo juego en 1991.
«Fue increíble la manera cómo terminó», dijo el receptor de los Reales Salvador Pérez, aludiendo a que retiró a 16 de los últimos 17 bateadores que enfrentó. «Se siente a gusto en casa. Se alegra cuando escucha su nombre, siente que lo quieren».
Cueto dio un recital con lanzamientos en la parte baja de la zona de strike, muchos cambios de velocidad y atacó las esquinas, dejando confundidos a los bateadores de Nueva York. Los únicos dos hits que permitió fueron conectados por Lucas Duda, ambos sencillos.
«Hay que sacarse el sombrero. Es uno de los mejores pitchers del béisbol», dijo el primer bate de los Mets, Curtis Granderson.
Fue la clase de desempeño que los Reales esperaban de Cueto, luego de desprenderse de un trío de lanzadores zurdos prospectos a Cincinnati en un canje.
«Para esto fue que me trajeron. Yo estoy aquí para ganar una Serie Mundial».
Cueto será agente libre tras la Serie Mundial, y es muy posible Kansas City no tenga los recursos suficientes para retenerlo.
Pero su futuro es lo último que Cueto tiene en mente en este momento: «No estoy pensando en eso (…) hay que dejar que se acabe la Serie Mundial. Ahí será cuando se acabe, me iré a mi casa, a mi finca, a estar tranquilo y beberme mi agua de coco».
KANSAS CITY, Missouri, EE.UU. (AP)