Un año después de que muchos lo responsabilizaron por la humillante derrota de Brasil en casa por 7-1 ante Alemania en las semifinales de la Copa Mundial de fútbol, el técnico Luiz Felipe Scolari saborea de nuevo las mieles del éxito, esta vez en China, donde acaba de sacar campeón al Guangzhou tras doblegar a un equipo cantonés dirigido por el sueco Sven Goran Eriksson.
Guangzhou conquistó su quinto campeonato nacional seguido, tras derrotar 2-0 al Shanghai SIPG de Eriksson el sábado ante 50.000 espectadores en el Estadio de los Trabajadores de Beijing y cumplió el primero de los tres objetivos que se planteó para esta temporada, en la que quiere lograr mayor proyección internacional de la mano del brasileño.
El conjunto chino concentrará toda su atención ahora en el choque del 7 de noviembre contra Al Ahli, de los Emiratos Arabes Unidos, por la primera ronda de la Liga de Campeones de Asia, en la que Guangzhou busca su segundo título en dos años.
De ganarlo, se clasificaría a la Copa Mundial de Clubes, en la que aspiraría a mejorar el cuarto puesto de hace dos años.
Después del Mundial del año pasado, en el que la selección brasileña de Felipao defraudó con un fútbol defensivo, falto de ideas, y se vino abajo tras lesionarse Neymar, el técnico firmó con Gremio y duró muy poco por los malos resultados.
Cuando parecía que su carrera entraba en el ocaso, apareció una oferte del principal club chino.
Felipao, quien reemplazó a Fabio Cannavaro en junio, dijo que el duelo con Shanghai «fue duro. Les dimos algunas oportunidades al principio, pero después mejoramos y cuando se nos presentaron ocasiones, las aprovechamos. Merecemos ser campeones».
La diferencia la marcaron jugadores brasileños. Ricardo Goulart anotó el primer gol, justificando en parte los 17 millones de dólares que el club chino pagó a Cruzeiro por su pase, y el segundo fue obra de Paulinho, por quien Guangzhou desembolsó una suma parecida al Tottenham en junio.
El equipo cuenta demás con Robinho y Elkeson.
Los chinos han invertido más de 150 millones de dólares en adquisiciones de jugadores y salarios. El desembolso dio resultados y el club perdió apenas uno de 30 partidos en el torneo nacional este año.
«Somos un gran equipo», dijo Felipao, quien antes del fiasco del año pasado había dado a Brasil su quinto título mundial en el 2002 y también dirigió a Portugal, al Chelsea y varios clubes grandes de su país. «Desde que me hice cargo apenas empatamos uno de diez partidos afuera (los otros nueve los ganó). Ahora no podemos celebrar demasiado porque tenemos otro gran duelo por delante».
Sin rivales en la liga nacional, Guangzhou quiere ahora más títulos internacionales. Con el italiano Marcello Lippi en el timón logró el doblete de título deméstico y campeonato continental en el 2013 y Felipao aspira a repetir ese logro.
Al Ahli, de Dubai, no obstante, no será un rival fácil. Es dirigido por el experimentado rumano Cosmin Olaroiu, que sacó campeón de su país al Steaua de Bucarest en el 2006 y cosechó más éxitos en Arabia Saudí y Catar. También ganó la liga de los Emiratos con Al Ain en el 2012 y 2013 y con Al Ahli en el 2014.
Igual que Guangzhou, Al Ahli cuenta con importantes figuras brasileñas. Lima llegó de Benfica este año por 10 millones de dólares y anotó 14 goles en 12 partidos. Junto con su compatriota Everton Ribeiro y el local Ahmed Khalil forman un temible trío de ataque.
DOHA, Catar (AP)