La estrella de televisión Kim Kardashian tiene los dedos tan hinchados por culpa de su segundo embarazo que se ha tenido que quitar la alianza de boda y el anillo de compromiso que le regaló su marido, el rapero Kanye West.
«Estas manos gordas… ya no me cabe ni el anillo», confiesa Kim a su amigo Jonathan Cheban en un vídeo publicado en su página web oficial, en el que también se queja de la «papada» que le ha salido.
Kim también se siente avergonzada del tamaño de sus tobillos. «No enseñes los tobillos porque la gente quiere verlos todos los días», le comenta Jonathan, a lo que ella responde: «No creo que quieran verme los tobillos… Tengo puestas unas chanclas y casi no me caben».
Pero los trastornos físicos que le ocasiona su estado no es lo único con lo que tiene que lidiar la protagonista de ‘Keeping Up with the Kardashians’, que también tiene que atender a su hija de 2 años, North.
«Me desperté a las cuatro de la mañana porque North me llamó diciendo: ‘Mamá, ven a dormir conmigo’. Creo que ella es consciente [de que estoy embarazada], por lo que fui a su habitación a las 4 de la mañana y me dormí con ella».
La prensa honduras