El estudio titulado El rechazo familiar como factor predictivo de consecuencias negativas para la salud de jóvenes lesbianas, gays y homosexuales blancos y latinos es un artículo que fue publicado en Pediatrics.
La doctora Caitlin Ryan, autora de este estudio y directora del proyecto Aceptación Familiar, de la Universidad Estatal de San Francisco, Estados Unidos, afirma que en lugar de considerar a la familia como parte del problema, este nuevo enfoque la considera un recurso esencial para mejorar la salud de los hijos.
También te puede interesar: Flexibilizan en Puerto Rico trato para jóvenes gays
El doctor Sten Vermund, pediatra y catedrático de la Universidad Vanderbilt, afirma que el estudio muestra claramente el terrible daño que produce el rechazo familiar en los jóvenes frente a quienes sí se sienten respaldados por sus familias, hasta 8.4 veces más inclinación al suicidio, una propensión 5.9 veces mayor a sufrir una depresión y una exposición 3.4 veces mayor al consumo de drogas ilegales y a las conductas sexuales de riesgo.
La Real Academia Española define aceptación como: recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga; aprobar, dar por bueno; acceder a algo o asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación.
Por lo tanto, debemos tener mucho cuidado con la aceptación de la homosexualidad de un hijo o el lesbianismo de una hija. Como acto voluntario nadie debe sentirse obligado a aceptar la conducta.
Esta acción no es contraria al respeto y al amor verdadero que debemos tener con el prójimo. El mismo Jesús dijo: Mi mandamiento es este, que se amen unos a otros como yo los he amado, (Juan 15:12).
Este nuevo mandamiento es muy diferente al primero que decía: Amar al prójimo como a ti mismo, puesto que ¿cuando uno no se ama a sí mismo, es capaz de amar al prójimo? Por lo tanto, significa que debemos respetar y amar aunque desaprobemos cualquier acto de pecado, igual como Jesús amó a los pecadores.
El Heraldo