Familiares y amigos de los tres hispanos fallecidos en el tiroteo en California los recordaron el jueves por la noche como personas sencillas, dulces e increíbles. La masacre en la ciudad de San Bernardino ha dejado en una sensible conmoción a todo el país.
«Ella era encantadora. Ella era increíble», dijo Cindy Quiñones conteniendo las lágrimas al recordar a su prima Aurora Godoy, quien murió el miércoles junto con otras 13 personas luego que una pareja de pistoleros abrieran fuego en el salón de un centro que ofrece servicios a discapacitados en la ciudad de San Bernardino.
Godoy, de 26 años, fue la víctima fatal más joven. Era de ascendencia mexicana, había nacido en Torrance y vivía en San Jacinto, dijo su prima, quien le organizó su fiesta prenatal.
La sobreviven su esposo y un bebé de un año, dijo Quiñones durante una vigilia para todas las víctimas del tiroteo.
Cientos de personas de todas las edades se reunieron en la vigilia en el estadio de béisbol San Manuel, en el centro de la ciudad de San Bernardino, a unos kilómetros de distancia del centro donde se realizó el tiroteo y de donde los atacantes fueron abatidos a tiros por las autoridades.
Hispanos, afroestadounidenses y muchas otras personas honraron a las víctimas sosteniendo velas pequeñas durante la ceremonia de más de una hora, durante la cual una pantalla gigante iluminada mostró el mensaje «SB Strong 12-02-15», con alusión a las iniciales de la ciudad, la palabra «fuerza» en inglés y la fecha del suceso.
Muchos tenían los rostros llorosos, estaban ensimismados o reflexivos y se abrazaban los unos a los otros. Otros lloraron al acercarse a un altar improvisado en la entrada del estadio, adornado con dos grandes ramos florales, muchos cirios y un par de mensajes de solidaridad.
Casi todos los muertos y heridos eran empleados del condado. El tiroteo dejó un saldo de 21 heridos, incluyendo dos policías, de acuerdo con las autoridades.
CALIFORNIA (AP)