Nunca han sido los más guapos del barrio pero tienen a su merced a las chicas cocodrilo. Aunque en sus canciones aseguren que son «una cosa normal», lo cierto es que Hombres G ha sido una de las bandas hispanohablantes que marcaron una peculiar forma de entrelazar la versatilidad del pop y la estridencia del rock.
Son tres décadas aferrados a los escenarios y Hombres G no detiene su andar por las ciudades que les abrieron la puerta a la fama a partir de 1985, año en el que un cuarteto de madrileños -encabezado por la voz de David Summers- debutó en la ferviente movida española que, durante la década de los 80, dejó en claro que la música anglosajona tenía que compartir la corona de la popularidad.
La lírica divertida y pícara que Hombres G propuso en sus creaciones fueron un detonante para que estos madrileños pusieran en jaque a las radiodifusoras que comenzaron a censurar extractos de sus canciones ante la rebeldía y humor con la que los músicos se expresaban del amor, la fiesta, la juventud y el coqueteo.
La agrupación conformada por los novatos David Summers, Daniel Mezquita, Rafael Gutiérrez y Javier Molina jamás imaginó que aquella intención de jugar a replicar los acordes de The Beatles pero con letras que expresaban el acontecer cotidiano de la juventud, rápidamente llamaría la atención de la compañía Discos Lollipop, que no dudó en respaldar al cuarteto que se hacía llamar «Los Bonitos Redford», y transformarlo en lo que años después sería una leyenda viviente del rock español: Hombres G.