La religión nos hace menos generosos. A esta conclusión se llegó mediante un estudio que se realizó con más de mil niños procedentes de seis países diferentes.
La investigación pone en entredichos a la asociación entre educación religiosa y valores morales. El departamento de psicología de la Universidad de Chicago (EE.UU.) se encargó del estudio y revista Current Biology de su publicación. Según las conclusiones del trabajo, los niños criados en familias con creencias religiosas son menos generosos y también menos altruistas que los educados en entornos agnósticos o no creyentes.
Normalmente se piensa que la religiosidad está vinculada con el autocontrol y la moralidad. Esta creencia está tan profundamente arraigada en la sociedad que, en algunos ambientes, las personas que no son religiosas se llegan a considerar moralmente sospechosas, comenta a Sinc Jean Decety, uno de los psicólogos.
Los investigadores contaron con una muestra de 1.170 niños de entre cinco y doce años de Canadá, China, Estados Unidos, Turquía, Jordania y Sudáfrica; los pequeños se habían criado en entornos musulmanes, cristianos, budistas, judíos, hindúes, no religiosos y agnósticos. Los investigadores facilitaron una serie de pegatinas para que las compartiesen con otros niños. Aquellos más religiosos estaban menos inclinados a compartir; sin embargo, los más generosos fueron aquellos que procedían de familias ateas o agnósticas.
Países como Suecia, Dinamarca, Japón, Países Bajos, Nueva Zelanda o Bélgica, característicos por una baja fe en la religión presentan, de hecho, los índices más bajos de criminalidad en el mundo y un alto nivel de bienestar social.