Para prevenir dolores de espalda e incluso posibles trombos en las piernas que podrían comprometer nuestra salud debemos mantener una correcta higiene postular y evitar cruzar las piernas, para favorecer la circulación.
En la actualidad gran parte de los diagnósticos de enfermedades de las articulaciones tienen algún tipo de relación con las malas posturas y los llamados vicios postulares que son bastante comunes entre las personas.
El hábito de cruzar las piernas es algo que la mayoría de personas hacemos de forma involuntaria al sentarnos pues, al parecer, es un gesto automático que proporciona sensación de comodidad.
A pesar de parecer algo inofensivo y normal, no saber controlarlo y hacerlo con regularidad puede derivar en algunos problemas para la salud del cuerpo que, por lo general, se manifiestan a mediano y largo plazo. Al estar sentados, la musculatura de la zona se relaja y el grupo muscular que debería estar contraído para protegerla no actúa en forma adecuada y, por el contrario, provoca una sobrecarga sobre la pelvis.
Esa fuerza que se ejerce sobre la pelvis y la relajación falsa que produce conllevan a formar un espacio entre la cabeza del fémur y el acetábulo, lo que a su vez hace que la articulación salga del eje provocando un leve desplazamiento del muslo, pero eso no es todo. Una vez nos hemos levantado y dejamos esta posición, la musculatura necesita de un tiempo para reactivarse y en pocas ocasiones se lo proporcionamos.
El resultado de todo esto son unas piernas desniveladas y problemas en la cadera, lo cual a largo plazo puede ser motivo de dolor y frecuente tensión.
Uno de los problemas inmediatos que provoca este mal hábito tiene que ver con la circulación sanguínea. Por las piernas pasan algunas de las arterias más importantes del cuerpo, responsables de suministrar el riego sanguíneo a esta parte del cuerpo.
Con el hábito de cruzar las piernas, se aprietan y se obstruyen los vasos sanguíneos, alterando el flujo que pasa por esta zona inferior. Al ocurrir esta dificultad, se va acumulando la sangre en las venas, dificultando así su retorno al corazón.
La deficiencia en la circulación de la sangre puede derivar en otras afecciones del sistema como:
- Dificultades respiratorias.
- Dolor de pecho.
- Pérdida del conocimiento.
- Formación de coágulos de sangre en el interior de una vena.
- Inflamación y dolor en las piernas.
Se le debe prestar mucha atención a este tipo de problemas, ya que el trombo que forma podría desprenderse e ir hasta el pulmón, lugar donde la obstrucción puede derivar en consecuencias fatales, como la embolia de pulmón.
Las várices son una señal de mala circulación sanguínea, provocada por las dificultades del sistema, que se producen por tener este hábito todos los días. Si no quieres padecer a causa de este problema, se aconseja ejercitar las piernas todos los días y evitar cruzarlas al máximo.
La columna se ve en la obligación de adaptarse a una nueva distribución de peso y, con ello, tiene que forzarse para aguantar la carga que está mal distribuida.
A largo plazo lo que esto puede generar son graves problemas en la espalda, incluyendo dolor y problemas para adquirir una postura correcta.