Las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa estaban en la mente de algunos peregrinos que llegaron a escuchar al papa Francisco en el encuentro con las familias en la capital de Chiapas. «Es muy triste; vamos a pedir por ellos», dijo a The Associated Press Marta Camar, una ama de casa de Yucatán de 53 años, bajo el inclemente sol en una de las tribunas del estadio de fútbol de Jaguares.
La mujer, que llegó a Tuxtla Gutiérrez desde el viernes junto a una hermana, dijo que se arrepiente de no haber traído una camiseta con el número «43» alusiva a los estudiantes normalistas desaparecidos en septiembre del 2015 en el sur de México.
El encuentro de las familias en Chiapas no tiene nada que ver con el tema de los desaparecidos sino con inculcar los valores y el amor en matrimonio. Entre las graderías y en medio de un sol abrasador, algunos fieles se disponían a rezar por los 43 normalistas y por sus familias.
«Hay que orar por ellos», dijo la maestra Norma Castillo, oriunda del Estado de México, de 37 años. «También hay que exigir que se esclarezca todo por la tranquilidad de esa gente».
Justo cuando hablaba la maestra se anunció que el papa estaba cerca del estadio. Castillo se levantó rápidamente de una esquina donde se había refugiado del sol, se sacudió una manta de la cabeza y se sumó al coro de miles de almas.
«Francisco, amigo, somos familia contigo», gritaban.
El papa Francisco presentó un decreto a los indígenas mexicanos donde aprueba el uso de la lengua náhuatl en misa, informó el Vaticano.
El pontífice celebró la mañana de este lunes una misa en otras tres lenguas indígenas en Chiapas: tzeltal, tzotzil y chol. La aprobación oficial de esos tres idiomas está pendiente.
El portavoz vaticano, el reverendo Federico Lombardi, dijo a los reporteros que el hecho de que el papa Francisco celebrara una misa donde hubo lecturas, oraciones y cánticos en esos lenguajes es un indicio de que están permitidos.