El autoproclamado Estado Islámico tendrá dificultades para recuperarse de la muerte de un destacado colaborador esta semana en un ataque aéreo estadounidense, debido a que su supervisión de las finanzas, política y administración del grupo era vital, dijeron fuentes de Irak y Estados Unidos.
Abd al-Rahman Mustafa al-Qaduli, también conocido como Haji Iman y Abu Alaa al-Afri, era un yihadista veterano con una recompensa de 7 millones de dólares sobre su cabeza.
Era el segundo en la lista de mayores recompensas, detrás de los 10 millones ofrecidos por el líder de Estado Islámico Abu Bakr al-Baghdadi, lo que reflejaba su importancia para el grupo.
«Este es el golpe más fuerte para Estado Islámico en términos de asesinatos porque Qaduli estaba en el corazón de su (…) estructura administrativa», dijo Hisham al-Hashimi, un analista que asesora al Gobierno iraquí sobre los militantes.
«Baghdadi no puede reemplazar a Haji Iman con una persona de valor equivalente. Tendrá que designar a tres personas para llenar el vacío (…) Esto reduce la eficiencia (de Baghdadi) y lo deja más expuesto al peligro que antes», agregó.
Además de dirigir el consejo de la shura que asesora a Baghdadi, Qaduli era gobernador de las provincias sirias y el auditor financiero del grupo, dijo Hashimi.
Su muerte, ocurrida poco después de la del ministro de guerra Abu Omar al-Shishani y la captura de un operativo de armas químicas no identificado, «muestra que Estados Unidos tiene fuentes de información cercanas a su máximo nivel de comando», agregó.