Una funeraria china ha empezado a utilizar una técnica revolucionaria para reconstruir partes de repuesto con impresiones en 3D para los que los cadáveres ofrezcan una imagen más fiel a como era el difunto en vida.
El método ofrece ventajas sobre el tradicional método con arcilla o cera ya que es mucho más rápido y exacto, señalan los responsables de la funeraria Longhua, en Shanghái.
Es habitual que los expertos necesiten una semana para reparar una cara que ha sido dañada por un accidente de tráfico o incendio, mientras la tecnología en 3D permite que el proceso termine en apenas cinco o diez horas, ha desvelado Liu Fengming al diario China Daily.
«Eso libera de mucho trabajo manual a nuestros técnicos y el resultado final es de una gran similitud con la persona, de al menos el 95 por ciento», asegura Liu, quien reconoce que muchos familiares solían lamentar que el procedimiento anterior no conseguía sus resultados deseados. El actual, en cambio, permite reconstruir fielmente extremidades y detalles como el cabello o el bigote.
El proceso empieza con el escaneo de una fotografía de la persona en vida, que después es procesada por un programa informático para construir en 3D la cara y cabeza en un proceso que apenas dura diez minutos.
Liu admite que el software es importado de Estados Unidos y su estructura facial está ajustada a la raza caucásica, con narices más grandes y caras más pequeñas, lo que obliga a ciertos ajustes previos.
Además también se añaden rasgos personales como marcas de nacimiento o cicatrices.
La compañía está elaborando una base de datos de rostros chinos con más de 83.000 muestras para acelerar el proceso.
La tecnología en 3D permite la reconstrucción de una cabeza al completo, pero la compañía prefiere conservar el máximo de la estructura original del finado.
El servicio, que cuesta 5.000 yuanes (774 dólares), ha empezado a ofrecerse en las vísperas del Día del Barrido de Tumbas, la jornada en la que China recuerda a sus antepasados.