El papa Francisco abre la puerta a los divorciados que se vuelven a casar para que puedan acceder según el caso a la comunión, acepta las uniones de hecho y rechaza con firmeza el matrimonio entre homosexuales en un documento muy esperado sobre la familia.
Al pedir su inclusión en la Iglesia, la exhortación apostólica de Francisco sobre la familia responde a las expectativas de los divorciados que se vuelven a casar, por lo civil.
«No es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación llamada ‘irregular’ viven en una situación de pecado mortal», sostiene Francisco.
La segunda exhortación apostólica de Francisco, «Amoris Laetitia» («La alegría del amor»), de 260 páginas, fija las líneas de la Iglesia sobre la familia y el matrimonio e invita ante todo a «acompañar, discernir e integrar».
El documento es el fruto de dos ciclos de consultas y de dos tensos sínodos celebrados en octubre de 2014 y octubre de 2015 sobre la crisis que vive la familia.
El pontífice argentino decidió convocar dos sínodos sucesivos sobre un mismo tema para instar a la Iglesia a reflexionar y actualizarse ante las transformaciones de las sociedades modernas.
«No todas las discusiones doctrinales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales», advierte Francisco, cuyo texto refleja su estilo de escritura clara y directa así como los principios de su papado: menos rigidez ante la doctrina y disponibilidad para escuchar.
Los divorciados que se vuelven a casar no están excomulgados
El papa Francisco invita a la Iglesia a hacerles sentir a los divorciados que se vuelven a casar «que son parte de la Iglesia» y recuerda claramente que «no están excomulgados».
«Estas situaciones exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que les haga sentirse discriminados, promoviendo su participación en la vida de la comunidad», escribió el papa.
«Si bien no se nombra explícitamente la admisión a la eucaristía en el texto, en una nota a pie de página se hace referencia a los sacramentos. Francisco explica que no es posible fijar reglas canónicas generales, válidas para todos, por lo que el camino es el del discernimiento caso por caso», explicó el vaticanista Andrea Tornielli en su página Vatican Insider.
«No existen recetas sencillas», reconoce el obispo de Roma.
El pontífice argentino, que cita a los grandes escritores latinoamericanos Jorge Luis Borges, Octavio Paz y Mario Benedetti, además del psicoanalista Erich Fromm, pide que se evite dar juicios que «no tengan en cuenta la complejidad» de las situaciones.
En la segunda exhortación de su breve pontificado, Francisco acepta las uniones prematrimoniales como un paso adelante «hacia el camino de la plenitud del matrimonio y de la familia» y reconoce las numerosas razones por las que las parejas, según el contexto social y cultural, deciden convivir.
Dividido en nueve capítulos y 325 párrafos, Francisco reitera su visión de la Iglesia, que «no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas».
Autocrítica, erotismo, la doctrina evoluciona
«En el documento se siente la experiencia personal del papa argentino, quien ha vivido cerca a tantas familias con dificultades», comentó el cardenal austríaco Christoph Schonborn en una rueda de prensa celebrada en el Vaticano para presentar el texto.
El purpurado, hijo de padres divorciados, elogió «la fuerza autocrítica» del papa, quien reconoció la rigidez de la Iglesia como uno de sus defectos.
«Durante mucho tiempo creímos que con sólo insistir en cuestiones doctrinales, bioéticas y morales (…) ya sosteníamos suficientemente a las familias», admite el papa Francisco.
«Este documento representa un paso adelante para la Iglesia, es la doctrina que evoluciona, que comprende y está atenta a la vida concreta de los hombres», comentó por su parte el padre Antonio Spadaro, director de la revista jesuita Civiltá Cattolica.
Por primera vez, un texto oficial del Vaticano, elaborado por un papa, habla de erotismo, un tema tabú para muchos católicos.
«La sexualidad no es un recurso para gratificar o entretener», escribió el papa.
«El más sano erotismo, si bien está unido a la búsqueda del placer, supone admiración, y por eso puede humanizar los impulsos», reconoce Francisco.
En el capítulo en el que aborda las relaciones homosexuales, el papa reitera que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser «respetada en su dignidad» procurando evitar «toda discriminación injusta».
Sin embargo, considera «inaceptable» la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre un hombre y una mujer, y subraya que «no existe fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas», entre ambas realidades.