Con la idea de evitar las carnicerías que se cometen en las carreteras de Tailandia durante la celebración del Año Nuevo, las autoridades del país harán algo novedoso pero grotesco: castigarán a quienes hayan conducido en estado de ebriedad y a los que insistan en violar el reglamento de tránsito ordenándoles trabajar en morgues de hospitales, para que vean las consecuencias de su irresponsabilidad.
El feriado Songkran, que dura una semana, arroja a la calle a una infinidad de tailandeses que regresan a sus poblados natales desde las grandes ciudades para reunirse con familias y desenfrenarse, con el alcohol casi siempre amenizando las festividades.
Muchos de los viajes los realizan en motocicletas y pocos conductores usan cascos, como dicta la ley. La campaña de seguridad del gobierno llama a este periodo «Los Siete Días del Peligro», durante los cuales se calcula que cada hora fallecen 2,3 personas y 160 resultan heridas.
El laxo cumplimiento de las normas carreteras ha dado a Tailandia el segundo lugar mundial en muertes causadas por accidentes vehiculares, mientras expertos en salud y seguridad temen que la situación pueda empeorar. El gobierno, que a comienzos del año dijo que confiscaría los autos a los conductores ebrios durante el tiempo que duren las fiestas, aprobó la semana pasada el plan de trabajar en las morgues.
«Los infractores que sean hallados culpables por las cortes serán enviados a hacer servicio público en morgues de hospitales«, dijo el subdirector de la División de Planeación de Tareas Especiales, coronel de la policía Kriangdej Jantarawong. «Es una estrategia usada para hacer que los infractores no manejen imprudentemente o ebrios, porque podrían terminar en la misma condición. Es una forma de desalentar a las personas».
Anurak Amornpetchsathaporn, director de respuesta a emergencias de la Oficina de Salud Pública, dijo el lunes que trabajar en las morgues posiblemente ayude al problema de los conductores imprudentes, como no ha sucedido con otros trabajos comunitarios, en parques o bibliotecas.
«Ellos deben ver el daño físico y mental. En la morgue tendrán que estar limpiando y transportando cadáveres, y espero que ellos sientan el dolor y que entiendan, que hagan conciencia de que se puede estar más seguro en los caminos».