Una estrella gigante del centro de nuestra galaxia divisada hace al menos 17 años a unos 25.000 años luz de la Tierra casi desapareció del cielo en abril del 2012 y luego volvió a brillar nuevamente.
Su luminosidad disminuyó en un 97 %, se recuperó completamente para agosto del 2013 y esto no volvió a suceder en los años posteriores.
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Ahora un equipo internacional de astrofísicos propone una explicación para este comportamiento y conjeturan que sería una nueva clase de sistema binario con un disco opaco perteneciente a un objeto acompañante, bien sea un planeta u otra estrella.
El ‘gigante parpadeante’ fue designado con las siglas VVV-WIT-08 y es efectivamente 100 veces más grande que el Sol, pero el objeto que causó su atenuación temporal sería aún más descomunal en comparación con el conjunto de planetas y asteroides que orbitan nuestra estrella.
Cuando se produjo el eclipse de 2012, la proyección de ese astro del centro galáctico se tapó en un grado nunca visto en otros sistemas de orbitación conocidos y los astrónomos destacan que el brillo se atenuó en la misma proporción tanto en luz visible como infrarroja.
Estrella gigante cerca del centro galáctico
Otro sistema estelar parecido que se conoce desde hace mucho tiempo, es el de la binaria eclipsante Almaaz (también conocida como ‘Epsilon Aurigae’, de la constelación de Auriga, a 2.000 años luz) que experimenta un eclipse parcial cada 27 años, cuando su brillo se ve tapado por un enorme disco de polvo, pero en esos momentos se registra una atenuación de la luz en aproximadamente un 50 %.
El segundo ejemplo que cita el comunicado del equipo científico; el del astro TYC 2505-672-1, fue descubierto hace varios años en la constelación del León Menor, a 10.000 años luz. Mantiene desde entonces el récord del eclipse más largo: cerca de 3,5 años de un período orbital completo de 69; pero tampoco oscurece tanto como el VVV-WIT-08.
25.000 años luz de la Tierra: su luminosidad disminuyó en un 97 %
El número de sistemas estelares que incluyen estrellas gigantes y supuestos grandes discos opacos llega a «media docena», según los científicos. «Ciertamente hay más por encontrar; pero el desafío ahora es descubrir cuáles son estos compañeros ocultos y cómo llegaron a estar rodeados de discos. Pese a que orbitan tan lejos de la estrella gigante», comentó el profesor Leigh Smith; del Instituto de Astronomía de Cambridge y autor principal del artículo sobre este hallazgo que acaba de publicar la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.