Más de una decena de templos religiosos fueron quemados en las últimas semanas en la región de La Araucanía, en el sur de Chile, en ataques atribuidos a grupos radicales de indígenas mapuche, que estarían poniendo en práctica la política del ‘Ojo por ojo’.
La iglesia evangélica de la comunidad rural de Padre de Las Casas (670 km al sur de Santiago) fue atacada la semana pasada, convirtiéndose en el recinto religioso número 12 en ser incendiado en esa región desde marzo.
En medio de los restos calcinados, panfletos encontrados por la policía y bomberos que acudieron al lugar advertían sobre el objetivo de revancha del ataque.
«Cristianismo: Cómplice de represión al pueblo mapuche, libertad machi Francisca Linconao», alertaban los papeles esparcidos por los encapuchados que atacaron el pequeño templo evangélico mientras una decena de feligreses se hallaba en su interior.
La machi o curandera Francisca Linconao fue encarcelada preventivamente por la investigación sobre la muerte de una pareja de ancianos tras el incendio premeditado de su hacienda en enero de 2013.
Ojo por ojo
La detención de Linconao habría enardecido a los grupos más extremos del movimiento mapuche, la mayor etnia chilena, que reivindica en esta zona tierras que considera suyas por derechos ancestrales y que hoy están en manos de empresas forestales.
«No considerar al Estado ni la Iglesia. La política del pueblo Mapuche es la defensa territorial, el desalojo de las transnacionales», afirmó Juana Calfunao, Lonko (jefa) de la comunidad mapuche Juan Paillalef.
Un día después de la detención de Linconao, un seminario, seis iglesias católicas y cinco templos evangelistas han sido incendiados en la región de La Araucanía, donde se asientan la mayoría de las comunidades mapuche, con niveles de pobreza que doblan a las del resto del país.
«La falta de temor a Dios ha llevado a estos actos de violencia irracional. Pueden quemar todas nuestras iglesias, pero no podrán atacar nuestra fe, vamos a levantarnos de nuevo», dijo a la AFP Neftalí Silva, presidente del Colegio Regional de Pastores de La Araucanía.
«Yo no diría que esto sea una venganza religiosa, este es un conflicto ideologizado de grupos que causan terror, terroristas», sostuvo a la AFP Angélica Tepper, presidenta de la Multigremial que reúne al empresariado de La Araucanía.
Más ataques
Tras el ataque a la Iglesia de Padre de Las Casas, cuatro supuestos miembros del grupo ‘Weichan Auka Mapu’, que se atribuyó el ataque, fueron detenidos por la Policía, mientras que la Fiscalía chilena anunció que investigará el caso bajo la Ley Terrorista, que endurece las penas y por la cual más de un centenar de nativos han sido juzgados.
Para el gobierno, detrás de los ataques se encuentran delincuentes que se hacen pasar por mapuches, mientras que el empresariado privado de La Araucanía, que acusa millonarias pérdidas por los incendios, teme que se trate de grupos extremistas.
Los ataques a las iglesias se unen a otros en contra de camiones, maquinarias de empresas forestales y de predios privados, atribuidos también a grupos que apoyan la causa mapuche y que mantienen en la zona un foco de tensión constante.
El conflicto mapuche tomó fuerza en la década de los noventa tras acabada la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) que entregó a privados extensas tierras en las que vivían los indígenas, que fueron trasladados a reducidas comunidades.
Pese a que los ataques se mantienen latentes en La Araucanía, una última encuesta de la empresa CEP reveló que un 58% de los mapuche no justifica el uso de la fuerza para reivindicar sus tierras.