La ambición de Gales y su talismán Gareth Bale mueve montañas, mientras que la imprudencia de Roy Hodgson no acaba de darle serenidad a Inglaterra.
El resultado fue un inesperado orden de posiciones en el Grupo B de la Eurocopa entre las dos selecciones británicas.
Debutante en el torneo continental, Gales rebasó sus propias expectativas al acceder a los octavos de final ataviada con el traje de primera de su grupo. Lo hizo realidad al darle un paseo a Rusia, a la que fulminó 3-0 en Tolosa.
Inglaterra, por su parte, debió conformarse con un desabrido empate 0-0 con Eslovaquia, en Saint-Etienne, abdicando la cima de la llave.
La apuesta de Hodgson, de rotar jugadores en Inglaterra, se antojaba demasiado arriesgada y así fue. El técnico de 67 años decidió sentar a seis titulares, sacrificando consolidar el andamiaje del equipo para priorizar el físico de cara a las rondas de eliminación directa.
Hodgson puso buena cara al segundo puesto, restando importancia al grado de riesgo ante la baraja de posibles rivales el próximo lunes en Niza, frente el número dos del Grupo F, que podría salir de un cuarteto conformado por Hungría, Islandia, Austria y el Portugal de Cristiano Ronaldo.
«¿Quién puede asegurar que nuestro siguiente oponente será más fuerte?», preguntó Hodgson. «Nadie puede anticipar eso. Y con nuestro nivel de juego, no le tengo miedo a nadie».
Inglaterra acabó con una cosecha de cinco puntos en la primera fase, a uno del líder Gales.
Sin amilanarse por la dolorosa derrota 2-1 que sufrieron ante Inglaterra, en la que dejaron escapar una ventaja inicial y encajaron un gol de Daniel Sturridge en los descuentos, los galeses sabían que tenían que liquidar a Rusia para continuar en Francia. Lo hicieron sin contemplaciones, con Aaron Ramsey, Neil Taylor y Bale como autores de los goles.
Máximo cañonero de la Euro 2016, gracias a tres dianas repartidas en cada partido de la primera fase, Bale reconoció que ganar el grupo no estaba en el presupuesto.
«No queríamos estar especulando y mírennos ahora, de líderes», dijo Bale, describiendo el partido como el mejor que ha cuajado la selección con su concurso. «Lo teníamos a nuestro alcance. Había que buscarlo y lo hicimos».
Gales quedó a la espera del siguiente rival. Sabe el día y la sede: el sábado en el Parc des Princes en París. El oponente saldrá de uno de los cuatro mejores terceros.
Un escenario maravilloso para los galeses, que desde la Copa del Mundo de 1958 en Suecia no se batían en una gran cita internacional. Entonces cayeron 1-0 ante el eventual campeón Brasil en los cuartos de final, víctimas del primer gol de un juvenil brasileño llamado Pelé.
Eslovaquia aún se aferra a la posibilidad de avanzar como uno de los mejores terceros, con un balance de cuatro puntos. Le tocará esperar que se completen los otros grupos para conocer su suerte.
Rusia empaca maletas tras finalizar último con un punto, en un auténtico fiasco de torneo en el que recordará más la violencia de sus hooligans que el fútbol de su equipo. Tendrán que apurar una reestructuración del seleccionado, ya que dentro de dos años les toca ser los anfitriones del próximo Mundial.